El encuadre de la Tarea del Psicólogo del Deporte
El material que presento a continuación viene del Capítulo. 1. La psicología del deporte: definición y evolución. Expuesto en mi libro Psicología del Deporte: Enfoque Cubano. Editado por la Editorial Lyoc y la Empresa Cubadeportes S. A. en 1996.A nuestro modo de ver, uno de los problemas más agudos y complejos que se presentan en el ámbito de la Psicología del Deporte se relaciona con la estrategia general que debe asumir el psicólogo en su actuación y relaciones cuando labora. Se trata de conocer mediante qué normas y acciones se pueden evitar los conflictos y problemas que en ocasiones aparecen como consecuencia de la práctica como especialistas. ¿Cómo evitar que surjan contradicciones entre las tareas del psicólogo y las del entrenador? ¿Cómo interactuar con los especialistas de otras ramas sin llegar a que se susciten problemas? En general, gran parte de lo que el psicólogo puede llegar a realizar con los deportistas, entrenadores, grupos y organizaciones deportivas depende de lo que creen y esperan acerca de la Psicología y de lo que la propia actuación del psicólogo provoque; por esto, desde hace algunos años se viene analizando por parte de un grupo de investigadores, el modo de operar frente a las tareas más allá del uso propio de los métodos, técnicas y procedimientos que requieren la ejecución de las tareas del psicólogo en el deporte. El propósito de atraer la atención de los psicólogos hacia estos problemas y coadyuvar al desempeño más eficiente de la labor profesional, contribuiría a fortalecer el desarrollo de la Psicología del Deporte. Es evidente que el trabajo del psicólogo, al tener como objetivo la formación y desarrollo de determinadas pautas de conducta del deportista y establecer las bases para la transformación de las acciones del entrenador y las organizaciones deportivas, enfrenta dificultades y resistencias que van a obstaculizar su labor. El problema que tratamos aquí es estudiado por los psicólogos en distintas ramas de la Psicología. Específicamente en el campo de la Psicología del Deporte, este problema es tratado por B. Ogilvie., L. Rushall., y F. García Ucha. La estrategia general seguida por los psicólogos con vistas a garantizar la efectividad de sus funciones, se denomina encuadre de la tarea y se define como la forma en que se debe estructurar su trabajo, de manera que la propia actuación o la de otros vinculados a ella no dificulten los objetivos que se persiguen. Este concepto fue descrito por J. Bleger. El encuadre de la tarea posee su técnica, esta es, el conjunto de operaciones y condiciones que conducen a establecer el encuadre y que forman parte del mismo, y abarca el conjunto de problemas que se tratan a continuación: No es difícil constatar que en cada una de las esferas de aplicación de la psicología las expectativas acerca de las funciones del psicólogo o las dificultades que emanan de su acción alcanzan un grado diferente de complejidad, sobre todo de acuerdo con la significación de la trascendencia del trabajo, lo que plantea que si bien existen una serie de normas o pautas para afrontar este problema de manera general, también hay particularidades específicas en cada una de las ramas de aplicación de la psicología demandando desarrollar determinadas variantes. Un punto de partida del trabajo del psicólogo pudiera ser el señalado por B. Ogilvie., que consiste en establecer su credibilidad y la credibilidad de la Psicología. Para nosotros resulta de importancia esta concepción, dado que la irrupción de la Psicología del Deporte en algunos países es relativamente reciente y de esta forma, tiene consecuencias metodológicas concretas para el encuadre de la tarea, ya que implica que el psicólogo puede tener un carácter muy ambiguo. Cuando los deportistas y entrenadores son entrevistados acerca de qué esperan u opinan acerca del psicólogo en el deporte, en muchos casos sus criterios se alejan de lo que el psicólogo considera debe ser su campo de acción. Por ejemplo, hace años había que explicarles a los deportistas que el psicólogo no se encontraba en el equipo deportivo porque ellos presentaran alguna patología nerviosa. Es por esto que el problema de las creencias acerca de la psicología constituyen un aspecto importante que permite conocer de antemano al psicólogo; qué se espera de sus acciones, qué debe esclarecer, qué debe enfrentar y a qué atenerse en cada circunstancia. El problema de las expectativas acerca de la Psicología está a veces vinculado con aspectos relativos a la posición ante la vida del sujeto; al respecto H. S. Sullivan., señala que hay personas a quienes se les enseña erróneamente que no deberían necesitar ayuda para resolver sus problemas, por lo cual se avergüenzan cada vez que la necesitan o experimentan la sensación de que son unos tontos al buscarla o esperar que alguien se las dé. Esta necesidad obstaculiza las posibilidades del sujeto para enriquecer su experiencia y solicitar cooperación para sus problemas o conflictos. Si bien el psicólogo debe cuidar las opiniones adversas o los prejuicios acerca de sus funciones, las creencias excesivamente favorables también deben recibir una profunda atención, ya que pueden resultar muy dañinas a su trabajo. Por ejemplo, algunos pueden ver al psicólogo como un personaje que posee una "varita mágica" mediante la cual puede resolver todos los problemas que se le presentan al equipo u organización deportiva; esto puede llegar a comprometer al psicólogo con las fantasías del entrenador u otros participantes y tener consecuencias sobre sus funciones de trabajo, las expectativas del entrenador, o los deportistas van a tener una formulación idealista e inalcanzable. Otra de las dificultades está relacionada más con la Psicología que con el psicólogo mismo: se trata de aquélla que presenta la Psicología para ofrecer soluciones a los problemas de forma inmediata, rápida y precisa. En muchos casos, esto no es posible, dado que la Psicología posee pocas soluciones preparadas de antemano y esto se debe a la complejidad de su objeto de estudio, por lo que es importante estar alerta para no cometer el error de brindar esperanzas que sobrepasen lo posible o hacer pronósticos que no lleguen a materializarse, por lo que resulta recomendable plantear de forma clara las limitaciones con que cuenta el psicólogo, cuando tienen que modelar la conducta de otros. Dado que las tareas resultan casi siempre mucho más complejas que lo previsto, se hace necesario hablar desde el principio con una proyección de trabajo que ocupe un tiempo prudente. El planificar una tarea en un plazo corto puede ser una de las causas que condicionan el fracaso. El psicólogo debe tener presente que la aceptación como profesional se ofrece tentativamente y puede ser retirada, sobre todo cuando después de haber mostrado lo que pueden esperar de él no se cumple. De los planteamientos anteriores se deriva prácticamente la necesidad del esclarecimiento del carácter de la tarea, eludiendo totalmente el verse comprometido con las exigencias que no pueden cumplirse o que se encuentran fuera de sus funciones. La tarea de, esclarecimiento del perfil de las funciones del psicólogo, debe efectuarse a todos los niveles en el deporte donde se ejecute, tanto con los entrenadores y deportistas, como los directores. Es en este proceso cuando el psicólogo debe solicitar la aceptación explícita de su persona y de sus tareas; desde luego, esta aceptación debe ser producto del propio esclarecimiento y no de la coerción. En este sentido, el psicólogo debe elaborar un plan de trabajo lo más concreto posible, este debe ser sometido a la meditación y aceptación de los entrenadores y directivos. En el mismo deben definirse cuales son los objetivos de la actividad, los diferentes procedimientos para alcanzar el propósito de actuación del psicólogo y la parte de responsabilidad que le compete a cada uno de los integrantes del deporte en la ejecución del mismo. En el transcurso de su labor el psicólogo debe suministrar información veraz, útil y exacta tanto al entrenador como a los deportistas. El problema de la información que se entrega acerca de los deportistas o el equipo es uno de los más importantes por el número de consideraciones y efectos que puede conllevar. Desde el ángulo del contenido hasta las personas que van a recepcionar la información se constituye en un proceso que el psicólogo debe de cuidar y realizar con la mayor ética y profesionalidad. Finalizando esta parte del tema uno de los aspectos más importantes del encuadre de la tarea lo constituyen las relaciones entre el psicólogo y el entrenador. En la persona del entrenador radica la responsabilidad máxima de la preparación deportiva y de los rendimientos en competencias y el psicólogo debe considerar que su acción no se convierta en una fuerza paralela o en un sustituto del entrenador. El psicólogo debe limitarse a sus funciones de trabajo, a su rol de asesor, consejero o consultante y no asumir papeles directivos ni ejecutar tareas que competen al entrenador. Los entrenadores son muy sensibles a la ascendencia que ejercen sobre sus deportistas y el psicólogo no debe brindar la ocasión para que el entrenador pueda sentir en peligro su autoridad e influencia sobre los deportistas.
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