Psicología del Deporte en la Bitácora del Dr. Ucha. 4
Continuando la exposición del libro, La Práctica de la Psicología Deportiva: Las Clases – el Entrenamiento – la Competencia, de Sigurd Baumann. – Munich; Viena, Zurich: BLV Editorial Verlagsgesellschaft, 1986.
El deporte de alto rendimiento
Los diferentes tipos de acciones en el deporte.
Según las diferentes características de los estímulos para las acciones, atendiendo al grado de la presencia de procesos intelectuales, de la voluntad y de los disímiles grados de los fuertes matices en las emociones que lo acompañan, en el deporte, establecemos una diferencia entre diferentes tipos de acciones. (Gráfica 12). Si en la preparación de las acciones entran en acción factores cognitivos sólo en un grado reducido, entonces, hablamos de acciones de estímulos inmediatos. Entre ellos contamos con las acciones impulsivas, las pasionales, las espontánea y las pasionales. En este caso, los estímulos para la secuencia de las acciones se transforman de manera inmediata en movimiento, sin que entre en conexión la programación reflexiva- racional o la dirección.
Gráfica 12
Junto a las acciones inmediatas a los estímulos, en el deporte, encontramos las acciones planificadas o conscientes. Otros de los tipos de acciones que ilustraremos a continuación de forma breve, son las acciones intuitivas, las acciones por hábito, así como las acciones de salto.
La acción planificada y regulada de forma consciente.
Ejemplo: Un corredor con esquís planifica su arrancada: >>Comenzaré realizando arcos largos, cortos impulsos con la mano hacia abajo. ¡Debo prestar atención para no conducir demasiado rápido y prestar atención especialmente al desempeño al doblar! . ¡Debo tratar de cumplir con el plan que había trazado!<<.
La acción planificada y dirigida es la que se persigue con mayor frecuencia en el deporte. Se caracteriza por el hecho de que los motivos o los otros tipos de estímulos son reconocidos de forma consciente. Los procesos conscientes de reflexión evalúan los medios y las vías que conducen al logro de los objetivos trazados. Las secuencias de las acciones también se planifican de antemano de una manera consciente.
El empleo de las capacidades de regulación intelectuales se hace necesario sobre todo, cuando se producen experiencias sentimentales especiales o se presentan dificultades y obstáculos:
Obstáculos internos pueden ser: la falta de deseos, la monotonía, el miedo, el cansancio, o intereses de otro tipo –es decir, los que encuentran sus bases en las propias personas.
Los obstáculos internos se producen a consecuencia de las malas condiciones del lugar, de las condiciones del tiempo o de las condiciones de los espectadores, por la mala calidad de los implementos deportivos o de las instalaciones, o las variaciones en la planificación, entre otras razones.
Es precisamente en el momento de vencerlas que podemos medir las capacidades de regulación de un atleta. Precisamente en los países del este se le concede gran importancia a la formación de las cualidades de la voluntad o capacidades intelectuales y espirituales en la educación para el deporte.
Encontramos a las acciones de este tipo en todos aquellos lugares en los que se predetermina un programa estructurado de cada una de las acciones parciales y se regula la acción de una manera consciente, por ejemplo, durante la conservación de un programa táctico, o la planificación de la organización del juego, o durante la planificación de los propios modos de conducta, o al proponernos cumplir las tareas que requieren del control espiritual a corto o a largo plazo.
Las acciones de estimulación inmediata.
La estructura de las acciones de estimulación inmediata resulta completamente diferente.
Ejemplo: UN balón rueda a través de la sala deportiva. De una forma espontánea, los jugadores entre 8 y 9 años caen sobre este, a pesar de que el profesor lo había prohibido. El estímulo espontáneo por el juego provocado por la percepción del balón, hizo que los niños no tuvieran en cuenta la racional prohibición.
De haber corrido la pelota delante de un sujeto entre los 50 y los 60 años, entonces apenas hubiera sido posible observar esta espontaneidad en la
Durante las acciones de inmediata estimulación, el impulso que se encuentra presente en el primer estímulo se transforma en la inmediata ejecución de las acciones. Las instancias de la orientación, de los pensamientos y de las decisiones concatenadas con la acción planificada, apenas son activadas. Se produce especialmente una sobre-reflexión de las secuencias de las acciones. Los factores que desencadenan una conducta de este tipo, podemos encontrarlas en diferentes esferas:
El proceso no concluido aún de maduración de la corteza gris del cerebro, el asiento de la voluntad y de los pensamientos conscientes, representa la causa del mayor número de acciones de carácter impulsivo en el caso de los niños. A ellos no les resulta posible un control consciente de los estímulos emocionales en la misma medida de los adultos. Es por ello que no debemos reprimir las acciones espontáneas en los niños, por medio de las represiones externas. Al ir aumentando las experiencias con el transcurso del tiempo, también en el caso de estos irá mejorando el control de sí mismos y la regulación de las acciones.
Además, la escasez en cuanto a los procesos de aprendizaje y las experiencias pueden ser las causas de las acciones impulsivas. >>Él actúa de manera irreflexiva<<. Esta expresión es reflejo de la falta de control reflexivo. Los estímulos que impulsan a la acción son portados en estos casos desde fuera en la mayoría de los casos. La necesidad de figurar y la conducta para obtener renombre se deben en muchos casos a que el deportista desea de alguna manera, obtener reconocimiento. Pero los medios de los que él dispone no le bastan para satisfacer sus pretenciones a través de la acción planificada.
Los sentimientos de inferioridad o de compensación de la falta de experiencias desde el punto de vista subjetivo pueden constituir las causas de las acciones impulsivas.
Las Acciones pasionales.
Las acciones pasionales se producen en situaciones, que se caracterizan por una fuerte carga emocional del atleta o de todo un colectivo. Las mismas constituyen el límite de las acciones impulsivas. Son provocadas por procesos emocionales extremadamente fuertes, en gran medida inconscientes; no tienen regulación, y transcurren sin la suficiente orientación en los objetivos. Se encuentran en todo momento bajo la regulación de los sucesos, es decir, que en todo momento están e vinculados a determinadas situaciones. El afecto cobra expresión exteriormente a través de los cambios en la coloración del rostro, en los temblores o el ensanchamiento de las pupilas.
El estrés desde el punto de vista psíquico facilita el desencadenamiento de las acciones pasionales. Por ejemplo, cuando un futbolista se encuentra en una posición apropiada para el tiro a puerta, pero esto se le impide con medios no muy limpios, y la situación de juego es tal que el gol resultaría decisivo para el juego, entonces, las condiciones para las acciones pasionales están dadas. >>Pues el juez no castigó la falta, me di la vuelta<< o >>No lo puedo entender<<. Tales son las expresiones que indican que en las acciones pasionales, los procesos de pensamientos apenas tienen importancia.
El afecto y el pensamiento.
Un atleta cae en una situación que lo inquieta en gran medida, como las que se presentan por ejemplo en el marco de una competencia, es así que se puede producir una alteración de la secuencia de los pensamientos, la que pudiéramos aclarar de la siguiente manera:
Para la planificación, el reconocimiento y la regulación de las acciones deportivas se requieren procesos de pensamiento que transcurren en la corteza gris. Nuestros sentimientos se encuentran en una sesión muy profunda del cerebro, en el tronco cerebral. En un lugar de su parte media se halla el denominado hipotálamo, quien es responsable de las hormonas de las funciones. En el estado de excitación, el nervio simpático, - partiendo de este órgano -, conduce un estímulo hacia las glándulas suprarrenales y produce allí una conmoción en dos tipos hormonas: la noradrenalina y la adrenalina. Dichas hormonas retroceden por la vía sanguínea a corteza gris y actúan allí inhibiendo los estímulos, es decir, que ellas influyen directamente en los procesos de estimulación de la secuencia de pensamientos. La adrenalina es llamada también la >>hormona de la huida<<, pues surge específicamente en estados en los que nos encontramos afectados por el miedo. La noradrenalina es conocida también como la >>hormona de la indignación<<, pues es producida en grandes cantidades en reacciones de este tipo, conjuntamente con la adrenalina. La relación de la mezcla de ambas depende del tipo de la excitación, por ejemplo, miedo, culpa, cólera ¿Cómo es que se produce la alteración en el pensamiento? Los estímulos en la corteza cerebral son transmitidos en estados normales a través de las células de los ganglios. Las células se encuentran unidas unas con otras por conexiones (sinapsis). Entre cada una de ellas existen espacios muy pequeños. Para que los estímulos que llegan puedan evitar esos espacios se requiere de ciertas sustancias, los denominados medios transmisores (por ejemplo, la acetilcolina), la que se encarga continuar su conducción.
La adrenalina y la noradrenalina son los que ahora poseen el efecto fatal de bloquear a estos transmisores. Es así que no se prosigue con la conducción de los estímulos en el cerebro, se producen inhibiciones en el pensamiento, incluso, hasta bloqueos en el pensamiento. Aquí ambas hormonas desarrollan disímiles formas de efecto: la noradrenalina, la hormona de la indignación, reduce el grado de la conciencia y bloquea el pensamiento (>>¡ciego por la cólera!<<). La adrenalina, la hormona de la huida, conduce a una mayor iluminación de la conciencia, por decirlo así, nos pone en guardia, a un acortamiento del período de reacción, pero también a trastornos en la excitabilidad de la corteza gris y del centro motor. En dependencia de la relación en la mezcla de ambas hormonas, en la competencia, por ejemplo, se pueden producir diferentes reacciones. Ello depende de si lo que se manifiestan son miedos o temores preferentemente, o una excitación agresiva, la cual está dirigida en contra de uno o contra otros. Por miedo, pueden surgir también agresiones, las cuales son el resultado de los aumentos en los niveles de ambas hormonas.
Como surgen las reacciones pasionales.
Son más probables en determinadas situaciones o debido a las condiciones personales. Los siguientes factores pueden actuar como influencias introductorias:
p El cansancio: El atleta siente que al final es víctima de su capacidad de rendimientos.
p Los complejos de inferioridad: Ellos conducen a un aumento en la forma de experimentar las vivencias. Para esconderlos o compensarlos, se pueden producir reacciones de cólera, de mal humor, pero también de resignación, de darse importancia, o de indiferencia, entre otras.
p La saturación de carácter psíquico: el deportista experimenta los estímulos que en él provoca la monotonía de las exigencias desde el punto de vista emocional, por ejemplo, cuando los contenidos de los ejercicios no varían, la repetición en la forma de confeccionar el entrenamiento, los mismos tipos de conducta o las mismas formulaciones por parte del entrenador o del profesor, las que se repiten una y otra vez, sin que en ello se reconozca un efecto de aprendizaje o en el entrenamiento.
p El Miedo: el temor a hacer el ridículo, a perder la posición dentro del equipo, o el miedo ante el fracaso, representan sólo una parte del conjunto de los sentimientos de este tipo, los cuales pueden conducir a que se efectúen acciones pasionales.
p Las expectativas acerca de uno mismo y sobre el resto de las personas: Las mismas se presentan ante el joven deportista desde fuera (los responsables, los clubes, la prensa, los compañeros de equipo, los espectadores), por parte de aquellos de quien él cree que no puede cumplir con lo que estos se han trazado, he ahí donde se crean las premisas para las reacciones pasionales, las que con frecuencia rayan en la desesperación. Estas son el resultado del enfrentamiento que se produce entre las expectativas que existen con respecto a nosotros mismos y las del resto de las personas. (Ver también la página97 f.).
p La desilusión y la Frustración: Las consecuencias de la frustración puede ser la agresión delirante. Ella surge cuando los objetivos trazados son demasiado altos o cuando no alcanzamos una victoria que creíamos segura. También la excesiva estimación que no permite que se manifiesten los éxitos deseados nos puede conducir a experiencias de frustración, las que a su vez tienen como resultado las reacciones pasionales.
Como evitar las reacciones pasionales.
El peligro de las reacciones pasionales se encuentra por encima de todo en su frecuente repetición. Ello se debe al hecho de que ni los profesores, ni los entrenadores, ni las personas responsables toman medida alguna para mejorar las reacciones vinculadas a las pasiones. Cuando las mismas se ponen de manifiesto con frecuencia pueden llevar a un aislamiento social y a una inestabilidad en la identidad personal del atleta afectado. Las consecuencias, reacciones de tipo neurótico o el fracaso en los rendimientos.
Podemos evitar y reducir las acciones de este tipo de diferentes formas: Mejorando la capacidad de regulación intelectual, creando las conductas racionales ante los referidos acontecimientos, a través de la satisfacción emocional en las clases o en el entrenamiento, conversando sobre las situaciones de conflicto o resaltando los objetivos del equipo, podemos reducir las probabilidades de las reacciones de tipo pasional. Nos referiremos particularmente a ello en los respectivos capítulos siguientes.
Las acciones intuitivas.
Las acciones intuitivas se confunden a menudo con las instintivas. En el caso de las segundas (Las acciones instintivas), nos encontramos con un patrón de conducta hereditario, el que – independientemente de las experiencias -, conduce cronológicamente a una secuencia de acciones dadas. Las acciones intuitivas se basan en la experiencia. Al manifestarse, produce una reducción temporal de las instancias psíquicas para la acción descritas, de los procesos de estímulo, de orientación, de pensamiento y de toma de decisión, hasta tal punto, que casi ocurren paralelamente.
Ejemplo: al transitar por una región desconocida, un esquiador se orienta, analiza la partida y toma una decisión acerca de la mejor estrategia para el recorrido. Cuando ha viajado con mayor frecuencia por dicha región, entonces, se van acortando las secuencias de orientación y de reflexión en el tiempo, hasta que finalmente, la percepción de la situación se produce paralela a la decisión y a la ejecución de los movimientos en la esfera temporal. Mientras mayor sea la experiencia, entonces, mayores serán las acciones intuitivas, ya que aún con variaciones en la situación dada, esta no resulta desconocida.
Nos topamos con desarrollos similares durante los juegos deportivos, en los cuales, las acciones intuitivas se suceden con tal rapidez, que apenas queda tiempo prácticamente a las operaciones cronológicas de pensamiento. (Ver página 161) Por esta razón, es al atleta a quien queda responder la pregunta de qué han pensado en esa situación. Debido a que no se dispone de una programación consciente, no puede existir una fundamentación concluyente.
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