Comentarios sobre la preparación psicológica y el pre arranque 2
Comentarios sobre la preparación psicológica y el pre arranque 2
Por: Carlos M. Martinò Sànchez
Psicólogo del Deporte
Doctor en ciencias Psicológicas.
CEPROMEDE CAMAGUEY.
Email: martino@trocha.cav.sld.cu
Precisando posiciones en el debate científico.
Dejemos que nuestra mente quede libre de cualquier atadura científica. Lo que nos interesa es que cada uno de nosotros piense por sí mismo y llegue a sus propias conclusiones.
Por supuesto que un debate científico como el que nos proponemos, no implica la puesta en sintonía de una sola forma de pensar. Cada uno de nosotros puede tener un punto de vista válido científicamente, pero lo que más nos interesa es profundizar científicamente en este problema y llegar a una idea que pueda impulsar la teoría y la práctica de la psicología del deporte a un nivel más elevado.
En la primera parte tomamos en consideración algunos pronunciamientos de A. Z. Puni y de un grupo de científicos de diferentes países europeos a partir de los que quedo esclarecido el hecho de que tales manifestaciones precompetitivas eran pertenecientes a un fenómeno psicológico mucho más complejo. Las implicaciones prácticas de este análisis son expuestas cuando Puni indica que:
"....se pueden descubrir en ella los síntomas comunes de los estados psíquicos ya mencionados que, no obstante, tienen sus peculiaridades, dimanantes de las condiciones específicas de la actividad deportiva y que se manifiestan durante las competiciones. Estas peculiaridades, que constituyen el conjunto de síntomas particulares que caracterizan los estados de la predisposición psíquica para las competiciones son: las cualidades volitivas, correspondiendo el papel preferente a la perseverancia, la sangre fría y el dominio de sí mismo, la iniciativa, el sentido autocrítico y la agilidad de pensamiento y la capacidad de observación, basada en una función de diferenciación altamente desarrollada, especializada en las condiciones de cada deporte concreto, de muchos analizadores, que actúan entre sí; la imaginación creadora; las emociones estènicas, expresadas en un nivel óptimo, la plena concentración, y constancia de la atención durante la actividad, a la vez que se manifiestan con agilidad todas las demás cualidades: distribución, cambio, volumen e intensidad; capacidad de regular convenientemente sus sentimientos, pensamientos, acciones y toda su conducta durante el período de la competición basada en el conocimiento de determinados procedimientos, así como en la habilidad para aplicarlos.
El conjunto de estos síntomas parciales del estado de predisposición psíquica puede variar de una u otra manera en relación con la totalidad, la expresividad y la peculiaridad del cambio e interacción de los elementos que integran el conjunto. Esos síntomas dependen de las condiciones objetivas de los deportes concretos y están vinculados con las peculiaridades tipológicas, caracterológicas e incluso, morfológicas de los deportistas."[1]
Sin embargo, cuando resulta preciso explicar la situación personológica asociada a tales manifestaciones que le brindan coherencia y estabilidad al comportamiento del deportista, se produce una salida tangencial, cuando Puni se refiere a que:
"El estado de predisposición para la competiciones, como todo estado psíquico presenta un complicado panorama interno, en forma de toda una gama de tensiones del deportista ante la expectativa de la competición a celebrar, de las peripecias de la lucha deportiva con sus compañeros y adversarios, de su desarrollo y resultados (temporales y finales). La manifestación de estas tensiones se caracteriza por las particularidades exteriores de su conducta y acciones, por las que, es oportuno afirmarlo, se puede juzgar objetivamente el estado psíquico del deportista, así como su dinámica.
El estado de predisposición psíquica para las competiciones tiene una base fisiológica muy complicada y, como todo estado psíquico, se caracteriza por tener una u otra duración.
Es necesario subrayar que el estado de predisposición psíquica para las competiciones es uno de los componentes que integran el concepto de "forma deportiva", se trata de un importante síntoma de la misma, sin el cual no cabe ni hablar de la forma deportiva. Si se opera algún cambio en el estado de predisposición psíquica se origina también un cambio en la forma deportiva"[2]
Queda claro que en Puni se produce un cambio en la percepción de las manifestaciones precompetitivas, pasando del plano eminentemente psicológico (prearranque), al plano personològico del deportista (predisposición para la competencia).
Lo que definió como prearranque ahora pasa a ser un componente emocional de otro fenómeno más complejo: la predisposición para la competencia y le incorpora los matices objetivos del comportamiento. Es decir, desde su perspectiva el autor ha comenzado a señalar dos particularidades esenciales de una manifestación compleja e integral de la personalidad del deportista: la emocional y la conductual.
Pero Puni, como magnífico psicólogo del deporte, no se quedó en la explicación de los fenómenos, sino que incorporó los elementos psicopedagógicos necesarios al abordar el proceso de la formación del estado de predisposición psíquica. Al respecto induce las siguientes ideas:
"El estado de predisposición psíquica se forma especialmente en el proceso de preparación psicológica orientada para cada competición concreta.
Y esto constituye ahora un eslabón completamente necesario de todo el proceso de entrenamiento, especialmente en el período de competiciones, ya que su subestimación, y con mayor razón su menosprecio, por parte del deportista o el entrenador, puede reducir a la nada el tenso trabajo realizado durante meses y a veces en el transcurso de varios años.
Se trata de que la participación en cualquier competición presupone para cada deportista el choque con dos elementos irrepetibles: las condiciones de la competición, irrepetibles en toda su plenitud, y la personalidad del deportista, individualmente original, que es irrepetible. Y en las competiciones por equipos y deportes de conjunto, con la irrepetible originalidad del colectivo deportivo.
Y si el deportista o el colectivo deportivo no está preparado psicológicamente para las acciones en toda su irrepetible originalidad en una condiciones que nunca se repiten, esto produce, por lo general, consecuencias desagradables: el deportista alcanza resultados inferiores a sus posibilidades o es derrotado."[3]
Y más adelante precisa:
"De este modo, el objeto de la influencia pedagógica dirigida, y de los esfuerzos personales dirigidos de los deportistas durante la preparación psicológica para las competiciones, es su pensamiento.
La psicología soviética, que se basa en la filosofía marxista-leninista y en la doctrina fisiológica de Pavlov, considera el pensamiento como el reflejo de la realidad en la psique del hombre y, a la vez, como la actitud de éste hacia él. El pensamiento, como unidad del reflejo y la actitud, está determinado por las condiciones objetivas, de la vida, por la actividad de personas instruidas y cultas y es producto de la actividad refleja del cerebro, al que Pavlov denominó órgano de la actitud hacia el mundo exterior. El reflejo de la realidad y de uno mismo surge y existe en el cerebro del hombre en forma de imágenes, ideas y sentimientos. La actitud se manifiesta también como vínculos con diversos aspectos de la realidad, que tienen carácter individual y selectivo, y que además poseen uno y otro matiz emocional, vínculos que se forman en el proceso de desarrollo de cada ser humano y se fundamentan en su educación social y experiencia (V. Miasischev).[4]
Ahora ocurre algo muy interesante en el pensamiento de A. Z. Puni. Al evaluar el papel del pensamiento ha precisado el tercer elemento del estado integral: el cognoscitivo. Más aún, precisa dicho estado categóricamente como actitud. Es evidente y muy interesante analizar cómo de la determinación y estudio de los hechos de la vida práctica de los deportistas se ha ido conformando un enfoque teórico, aún incompleto, relacionado con una manifestación personológica que se activa y pone en función al ser, ajustándose a las condiciones micro sociales de la competencia.
Aún cuando Puni incorpora el término actitud, se está refiriendo a un fenómeno particular que caracteriza la puesta en función de toda la personalidad, pero que en años posteriores a sus pronunciamientos quedó bien definido por B. A. Yadov como disposición de la personalidad.
A pesar de que muchos de nosotros, psicólogos y no psicólogos, nos quedamos anclados en las nociones primarias del prearranque y la utilizamos con frecuencia; la vida, la ciencia y los esfuerzos científicos continuaron su camino en la penetración de la esencia de lo que ocurría en la precompetencia, la competencia y la post competencia.
Esa preocupación es evidente, porque quien analice a fondo el concepto de pre arranque se da cuenta que es parcial e incompleto y no permite explicar el comportamiento del deportista, sino solamente algunas de sus manifestaciones antes de la competencia dejando a un lado todo el comportamiento en la competencia y la post competencia.
De cierta forma cuando analizo la obra científica de A. Z. Puni tengo la impresión de que estamos ante un hombre de una talla superior, en el sentido de que se adelantó con creces a su tiempo. Tal y como ocurrió con Lev S. Vuigotskij, Puni estudia los problemas prácticos con un enfoque científico que paulatinamente le va permitiendo penetrar en la esencia de los mismos e ir sistematizando sus propuestas, aún cuando no logró dar una explicación completa y compleja del fenómeno que estudiaba: pienso que no se debió a problemas de su capacidad científica, sino a que no estaban dadas las condiciones para explicarlas.
Lo que resulta lamentable en nuestros días es que muchos profesionales de la Psicología, cuando tratan de explicar y estudiar la problemática del deporte, aún mantienen aquellos puntos de vistas atomísticos y cuasi psicológicos vinculados especialmente al concepto de prearranque.
Y no es que yo piense que debe ponerse en tela de juicio a quien ostente las banderas del prearranque, sino que el prearranque, per sé, no tiene actualmente razón de ser a menos que se valore como un síntoma especial de otros fenómenos mucho más complejos.
El prearranque se ha subsumido en otras categorías superiores al mismo, por eso es cuestionable su uso directo, como también es cuestionable el uso actual del concepto de forma deportiva (en tanto ésta fue concebida para ser alcanzada en un momento del entrenamiento para comenzar la competencia); hoy hablo de un concepto más dinámico, flexible y armónico, me refiero al de Preparación Óptima para el Combate (POC), ajustado a las nuevas condiciones de entrenamientos cortos y competencias itinerantes.
G. D. Gorbunov, seguidor de las ideas de Puni y colaborador de éste, en sus investigaciones, continuó el camino de su maestro y profundizó el estudio de aquellos estados psíquicos descritos por él. Prestó mucha atención a la evolución interna del pensamiento psicológico de Puni y advirtió la intención del maestro al indicar la presencia de las tensiones psíquicas como fenómenos cualitativamente superiores al de prearranque.
Para Gorbunov las tensiones psíquicas se constituyen en un fenómeno positivo muy complejo que permite explicar el funcionamiento humano bajo situaciones extremas, cuando el hombre es sometido a determinadas normas o patrones de conducta realmente exigentes, que pueden llegar al borde sus posibilidades. Al respecto expresa:
"Los mecanismos de la tensión psíquica, que agilizan la actividad, son complejos y multifacéticos. Muchas ramas de la ciencia buscan la respuesta a la pregunta: ¿qué predetermina las características cualitativas y cuantitativas del funcionamiento del organismo y del individuo en las condiciones complejas, incluido el deporte? En el proceso íntegro de la regulación psíquica de la actividad realizada por el individuo, se observan claramente sus tres componentes principales: intelectual, emocional y volitivo."[5] (Las negritas son mías)
¡Qué interesante! De entrada este autor reconoce la tirada funcional que participa en la regulación psíquica del comportamiento. ¿Es que Gorbunov pretende establecer el nexo entre la tensión psíquica y la regulación psíquica de la actividad? De ser así, este autor ha cambiado totalmente el punto de vista en la conceptualización del fenómeno que estábamos explicando y que Puni comenzó a desarrollar.
Para este último autor, el prearranque era emocional y vinculado a los aspectos fisiológicos, no quedaba duda que estaba en presencia de un fenómeno psicofisiològico básico para el deportista y que gradualmente fue complicándose en su concepción matriz; pero ahora, el punto de mira no es precisamente la psicofisiología, sino y sobre todo la personalidad con su respuesta íntegra y gobernante.
Al explicar el desarrollo dinámico de los componentes de la regulación psíquica, Gorbunov, le da un papel relevante a las emociones y la voluntad. Al respecto indica:
"Las emociones se revelan con el gran deseo de lograr un alto resultado deportivo. Las emociones descubren de manera automática e inconsciente para el hombre sus recursos energéticos (por ejemplo, en respuesta a la acción de un irritante inesperado, bajo la influencia del temor, etc.). Los estados emocionales extraordinarios desplazan los límites nativos, revelan las reservas del organismo y las realizan en la actividad.
Mientras tanto, la voluntad es el factor de la tensión consciente de todas las fuerzas físicas y espirituales orientadas a lograr el mejor resultado deportivo (por ejemplo, en el proceso de cruzar la línea de llegada). En la base de ello se halla no sólo el deseo, sino también el motivo del deber y la comprensión profunda por el deportista de la necesidad de superar a sí mismo en aras de lograr el objetivo, en aras de magnas vivencias, tales como, por ejemplo, los sentimientos del vencedor que se encuentra en el pedestal de honor.
Los estados emocionales y volitivos, siendo mecanismos distintos en principio, conducen, en última instancia, al mismo resultado: salto en la manifestación de las funciones del organismo. El estado, que surge antes del entrenamiento o de las competencias y en la marcha de las mismas, es el estado de una interacción compleja entre dos tipos de tensión psíquica: emocional (automática) y volitiva (libre).
Como ya se ha dicho, la unidad estructural del primero es la vivencia, y del segundo, es el esfuerzo volitivo."[6]
La trama psicológica, más bien personológica, que este autor dibuja en estos párrafos desborda los límites de las propias tensiones psíquicas. No me cabe la menor duda que el autor está tratando de explicar un fenómeno que a simple vista se manifiesta como algo complejo, pero los datos que nos aporta, resultan ser un tanto distantes, separados y en ocasiones inexplicables dentro del propio fenómeno que se pretende describir.
Se expresa una interdependencia entre dos niveles del psiquismo: el psicológico y el personológico; se expresa la existencia de relaciones funcionales y expresivas de manera consciente e inconsciente; y se indica la vinculación del fenómeno de las tensiones psíquicas con las necesidades, los motivos, las aspiraciones y la autorrealización. Realmente no creo que el propio fenómeno de la tensión psíquica sea lo suficientemente abarcador como para establecer per sé tales interdependencias, relaciones y vínculos.
A pesar de que Gorbunov profundiza el estudio, le ocurrió lo mismo que a Puni, se quedó en el plano contemplativo, en la mera descripción de los hechos. Pero no por ello quedan sin valor, en el plano teórico y práctico, sus observaciones, todo lo contrario. Cuando analizamos las caracterizaciones que estos autores brindan acerca de la existencia del fenómeno que describen y estudian, nos damos perfecta cuenta de que lo que ellos consideran el fenómeno esencial no es más que un efecto provocado por otros estados complejos de la personalidad. Se puede llegar a pensar que la personalidad al ponerse en contacto con la situación ideal, potencial o real "reacciona" de variadas formas expresándose, entre ellas, en el nivel emocional y volitivo.
Como se puede observar el mejor pensamiento de la Psicología del Deporte permitió un avance en la profundización del conocimiento de aquellas cuestiones que estaban relacionadas con los resultados de nuestros deportistas.
Hasta aquí, la segunda reflexión que deseo hacer. Creo que ahora tenemos aportes teóricos que nos complican la interpretación de lo que originalmente pretendíamos considerar: el pre arranque.
Pero resultaría interesante invitarlos a pensar entorno a estas cuestiones:
¿Cuán válido resulta centrarnos en la problemática del pre arranque a la luz de los conocimientos actuales?
Siendo un síntoma emocional, ¿No sería mejor llegar a conocer que instancia personològica regula su funcionamiento y en definitiva su expresividad objetiva?
¿La tensión psíquica es una noción màs completa e integradora en la que el pre arranque se constituiría en una de sus manifestaciones?
¿Qué papel juega entonces la ustanova, la attitude o el set en este conjunto de manifestaciones del deportista antes, durante y después de las competencias?
Nos vemos en una próxima ocasión.
El autor.
[1] Ibidem. Pag 13-14
[2] Ibidem. Pag 14-15
[3] Ibidem. Pag. 20
[4] Ibidem, pag 21
[5] G.D., Gorbunov. Psicopedagogía del deporte. Vneshtorgizdat. Moscù.1988.
[6] Ibidem G. D. Gorbunov. Pag. 53
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