Características psicológicas de la actividad deportiva durante la competencia.
Características psicológicas de la actividad deportiva durante la competencia.
Compilado Francisco García Ucha
Los procesos psíquicos en la fase de pre-arranque y su influencia sobre el rendimiento deportivo en las competencias.
Las condiciones objetivas y subjetivas situacionales en las fases de pre-competencia y competencia se diferencian fundamentalmente, en cuanto a vivencia y comportamiento de los deportistas, de todos los momentos del entrenamiento precedente. El objetivo fundamental de la preparación mental para competencia consiste por tanto en una preparación fomentadora de los rendimientos de estas condiciones por parte de los deportistas. Ello incluye un dominio de los procesos psíquicos y decursos fisiológicos para un estado óptimo de pre-arranque. La siguiente panorámica informa acerca de las condiciones objetivas de competencia, a las cuales el deportista se ha de adaptar psicológicamente en comparación con el entrenamiento.
Condiciones objetivas situacionales de la actividad deportiva en la competencia.
¨ Actividad deportiva en el marco de las reglas de competencia.
¨ Enfrentamiento con el contrario
¨ Evaluación de los rendimientos mediante el árbitro
¨ Realización del rendimiento bajo presión de tiempo y cantidad limitada de intentos.
¨ La imposibilidad de repetir el rendimiento
¨ Realización del trabajo bajo condiciones externas objetivas con variación muy frecuente de las situaciones.
¨ Realización del rendimiento bajo presencia de los espectadores.
La competencia con sus condiciones características, objetivas situacionales, representa, por tanto, para el deportista una situación de confirmación única, irrepetible dirigida a la verificación de su capacidad de rendimiento propio. El éxito en la competencia se determina en cierta medida por la capacidad del deportista de optimizar las condiciones internas (procesos psíquicos y procesos fisiológicos), es decir, adaptándose a un dominio de las condiciones objetivas dadas por la situación. Las exigencias psíquicas que se han de derivar de lo anterior son:
¨ El reconocimiento subjetivo de las reglas de competencia, que incluyen un comportamiento correcto en competencia.
¨ Una variabilidad intelectual elevada, pensamiento táctico y un elevado esfuerzo volitivo durante el enfrentamiento directo con el deportista adversario.
¨ Una elevada estabilidad emocional frente al trabajo del contrario y las valoraciones de la actuación por parte de los árbitros.
¨ Una elevada capacidad psíquica de adaptación y cambio ante las condiciones competitivas externas, en constante modificación y
¨ Un comportamiento de resonancia fomentador de resultados entre las personas, especialmente durante los desbordamientos emocionales de los espectadores.
Las condiciones objetivas situacionales en las competencias se reflejan de una manera muy diferenciada en la vivencia y comportamiento de los deportistas según lo indica la tabla número 1. La vivencia y el comportamiento de los deportistas en la fase de pre-competencia ponen de manifiesto su nivel de pre-arranque. El logro de un estado de disposición óptimo para la lucha constituye el objetivo fundamental de la preparación mental directa a competencia.
Tabla número 1.
Las particularidades psíquicas en la fase de pre-competencia.
Vivencia | Comportamiento |
Sentido del movimiento como criterio fundamental para la evaluación de la capacidad de rendimiento actual | Necesidad elevada de actividad de rendimientos |
Nivel de excitación emocional – afectivo modificado (estado óptimo de pre-arranque, apatía en la arrancada, fiebre de participación) | Necesidad intensificada de contacto o rechazo del contacto. |
Reacciones emocionales intensificadas en la esfera de las relaciones interhumanas (Efecto elevado de resonancia interhumana) | Tendencia intensificada al comportamiento introvertido (necesidad de espacios libres) |
Susceptibilidad psico – vegetativa intensificada | Capacidad limitada de dialogo y disposición a los fracasos. |
Revalorización de las expectativas de rendimiento | Tendencia a valoraciones erróneas de la capacidad actual de los rendimientos del contrario |
Nivel de motivación modificado |
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Ya Puni en 1961 llega a la conclusión de que el estado de pre-arranque se ha de ver como adaptación y acomodamiento del organismo a la actividad deportiva que ha de tener en la competencia. En nuestros días este concepto se sigue reconociendo y diferenciando por tres formas fundamentales del estado de pre-arranque. Cada forma básica se caracteriza por particularidades fisiológicas - decurso de los procesos de la corteza cerebral y las funciones vegetativas - y síntomas psicológicos desarrollados.
La primera forma se caracteriza por un desarrollo favorable óptimo de todos los procesos fisiológicos. Los síntomas psicológicos constituyen aquí una expectativa, pareadas al optimismo frente al rendimiento, sentido de pequeña excitación, ejecuciones motoras a realizar posteriormente, ligera impaciencia en la espera por el comienzo de la competencia, elevado deseo volitivo de rendimiento y gran presteza por los rendimientos, en los que también se presenta la alegría ante la competencia que está por llegar. Esta forma se denomina como estado de disposición óptima ante la competencia y se ha de equiparar con el estado flow.
La segunda forma se caracteriza por una amplia irradiación y máxima intensidad de los procesos en el cerebro, los que tienen lugar acompañados de agudos cambios vegetativos. Aquí pertenecen:
- Un pulso acelerado,
- Una respiración arrítmica,
- Sudor abundante y palidez del rostro unido a trastornos en la concentración,
- Temblores de las extremidades y
- Una actividad intensa en el estómago y los intestinos. Los síntomas psicológicos característicos son:
- Nerviosismo exagerado
- Trastornos en la concentración
- Volubilidad
- Agresividad frente a los camaradas del deporte o el entrenador
- Miedo ante una salida negativa de la competencia
- Oscilaciones evidentes de la determinación y
- Trastornos en la realización mental de las ejecuciones motoras (se olvidan partes de los ejercicios o fases parciales del decurso de los movimientos, así como también importantes orientaciones para la ejecución del trabajo o la atención se centra en fases secundarias de los movimientos).
Por regla general se inhiben en gran medida el ritmo de los movimientos y el sentido del movimiento al comienzo de la competencia. De presentarse estos síntomas estamos frente al estado de la fiebre de pre-arranque.
En la tercera forma tienen mayor peso los procesos de inhibición en el cerebro. Conducen a inhibiciones mayores de protección y dificultan una liberación de las potencias físicas, especialmente energéticas. Las reacciones externas típicas son:
- Apatía
- Resistencia de los movimientos,
- Sentimiento de bajos rendimientos,
- Cansancio,
- Necesidad de sueño,
- Aversión y desánimo frente al fenómeno competitivo en su conjunto,
- Descontento y poco espíritu, todo lo cual se puede expresar también en formas de comportamiento agresivas o cambiantes frente a las personas con quienes se relacionan en la competencia (camaradas del deporte, espectadores, árbitros, entrenadores)
La tercera forma del estado de pre-arranque es la apatía de pre-arranque. Durante toda la planificación anual y el trabajo con las concepciones de preparación mental deben tenerse presente las tres variantes del estado de pre-arranque, es decir, hay que contrarrestar a largo plazo el estado de la fiebre de participación y la apatía de participación.
El estado de una disposición óptima para la lucha es determinado en gran medida por un elevado rendimiento inicial en la última fase de la preparación para la competencia, determinado por el dominio certero de técnicas psico-regulativas ingenuas o científicamente fundamentadas en las sesiones de entrenamiento similares a la competencia y en las competencias de construcción, así como también por una expectativa real de rendimiento sobre la base de las valoraciones subjetivas de los rendimientos propios y los de los contrarios. En tal caso no sólo es responsable el nivel de rendimiento medible y controlable de un atleta para un estado óptimo de pre-arranque sino en igual medida también la valoración subjetiva de las tareas a realizar y la situación específica en su contexto subjetivo teniendo como punto de partida experiencias precedentes y el estado subjetivo de la propia preparación.
En el proceso de entrenamiento de todo el año el entrenador aplicará oportunamente variados programas de entrenamiento y formas de ejercicios, así como también, métodos y medios específicos a fin de desarrollar las premisas motoras correspondientes. De manera muy exclusivista se procede aún, sin embargo, con frecuencia a concentrarse en los procesos motores visibles. No se entrenan con la suficiente diferenciación ni tampoco en su interacción los fenómenos internos necesarios para la ejecución motora, los sistemas funcionales psíquicos y neuromusculares responsables de la regulación motora. Ello se manifiesta, ante todo, en los rendimientos inestables, técnica propensa a inhibiciones, pequeña capacidad de adaptación a las nuevas y no acostumbradas exigencias durante la competencia y puede conducir finalmente a fracasos, los que por regla general actúan emocionalmente sobre el deportista con efecto duradero. Por tal motivo se le ha de brindar mayor atención durante el programa de entrenamiento del año a la instrucción de los procesos psíquicos de la regulación motora (las reproducciones internas del proceso de los movimientos relacionados con importantes rendimientos y las condiciones objetivas situacionales, las representaciones de los movimientos, las percepciones de los movimientos, orientaciones de la ejecución).
En el marco de la preparación mental para la competencia durante el año el reflejo interno del proceso motor adopta una posición clave ya que como sistema de interrelación resulta efectivo en su calidad de almacenador e iniciador de los impulsos motores.
La capacidad de diferenciación de los impulsos almacenados en el patrón interno, su efectividad reguladora y la elaboración activa de la información dependen en gran medida de cuán variable, diferenciada y precisas puedan ser captadas y recibidas las informaciones del propio cuerpo y el medio ambiente para el desarrollo de los movimientos.
Sobre estos procesos sensomotores pueden influir mucho las modificaciones del estado psicofísico, desencadenado por las exigencias psíquicas de la competencia. Expresión de ello son:
- Percepciones erróneas, imprecisas del propio decurso de los movimientos. Estas dificultan el reconocimiento de las causas que llevan a acciones motoras logradas o fallidas y con frecuencia provocan inseguridad en los atletas o incluso situaciones de conflicto con el entrenador, el que se encuentra en la posición contraria al deportista al analizar la evaluación de la ejecución.
- Adaptación insuficiente de la ejecución técnica deportiva frente a las condiciones externas variantes. De esta forma el resultado se ve limitado y se pueden pronosticar los fracasos.
- El ritmo motor y el sentido del movimiento de los deportistas son inhibidos. Los deportistas experimentan esto como una carencia y limitación de su capacidad de rendimiento actual y en gran medida influye la seguridad de las acciones y la confiabilidad de la ejecución de los movimientos.
Por tales razones la capacitación tendiente a la regulación del estado en combinación con la tarea motora respectiva tiene una importancia tan especial.
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