Pensando los Juegos Olímpicos de Londres 2012 (2)

Los Juegos Olímpicos de Londres 2012 ya son un hecho histórico y como tal se presentaran diferentes lecturas de todo lo relacionado con ellos. Es mas no habían culminado la justa olímpica y ya estaba apareciendo diferentes opiniones en diferentes medios. Desde aquellos que encontraron propicia la ocasión para oponerse a los Juegos Olímpicos destacando las diferentes vertientes que lo caracterizan como es la diferencia de sexo, nacionalidad, posibles prejuicios, etcétera y quienes puntearon la importancia de su realización como promotor de valores, su función social y cultural.

Durante muchos años de mi intensa vida trabajé en la preparación psicológica de deportistas olímpicos y cuando no supervisando la tarea de psicólogos bajo mi dirección o en colaboración dentro de grupos expertos que apoyaron Juegos Olímpicos, el último de ellos ocurrió entre 2007 y 2008 por los Juegos Olímpicos de Beijing, lo que me permite hablar con fundamento de lo que ocurre previamente y en el desarrollo y culminación, de unos Juegos Olímpicos. Nunca estuve en un Juego Olímpico, sin embargo tengo una intensa percepción y reflexión de lo que sienten, padecen y logran todos los participantes desde un deportista, un equipo, los entrenadores y directivos previo, durante y después de participar en Juegos Olimpiacos. Tengo la ventaja de seguir al lado de los que estuvieron durante años posteriores, incluyendo aquellos deportistas que llevaron en su pecho el oro, la plata, el bronce y hasta el diploma olímpico que comprende hasta el octavo lugar.

El deportista es sujeto y objeto de sus propias realizaciones, me explicaban mis formadores en psicología del deporte. Ya no serán las mismas personas después de esa experiencia ennoblecedora o des-ennoblecedora. Ya no serán los mismos. El efecto de la victoria o la derrota depende de la subjetividad del deportista. La victoria o la derrota serán interpretadas indistintamente como éxito o fracaso. Las características del proyecto de vida posterior a la participación en los Juegos Olímpicos y sus resultados depende de complejas configuraciones fruto de la subjetividad al darle significado al éxito o a la frustración.

Por tendencia el surgimiento de formaciones de la personalidad superiores. La participación en Juegos Olímpicos teniendo por base la formación educativa de los entrenadores y otros agentes socializantes: HUMANIZAN. Es una experiencia trascendente.

Decir quiero con esto, que participar como deportista en los Juegos Olímpicos y haber interiorizado los valores del Olimpismo contribuye la formación de un ser humano más sensible, sociable, responsable, independiente, perseverante, tenaz y con motivaciones sociales superiores. Lo ratifica la historia de muchos deportistas olímpicos.

Ellos aprendieron a vencer el temor, controlar las emociones, a interiorizar el cumplimiento de las reglas y el cimiento ético y social en el que pueden arraigarse el espíritu del juego limpio, el respeto mutuo, la igualdad entre hombres y mujeres, la solidaridad y el entendimiento elementos esenciales para la creación de una cultura y el valor del esfuerzo en la obtención de las metas. (Barbero González, J. I. (1993) Introducción. Materiales de Sociología del Deporte. Ediciones de La Piqueta, Madrid) . (García Ucha, G. (2005) “El desarrollo de los valores en el deporte como una perspectiva hacia la Paz” Conferencias presentada Congreso Internacional El Deporte al servicio de la Paz y la Concordia Santiago de Compostela. España.)

Si bien aquí me refiero brevemente sobre los Juegos Olímpicos, en general, surge la necesidad de reseñar algunas de las materias publicadas en relación con las tensiones psicológicas presentes en deportistas y entrenadores durante las competencias y el valor percibido por los participantes sobre el desempeño de los psicólogos del deporte. Un conjunto de temas se enlazan y entrecruzan en un mismo periodo de competencia.  

Francisco García Ucha