Perder hoy para ganar mañana
Estrategia que utilizan los entrenadores de niños en categorías infantiles y biberones... ¿pero qué pensarán los niños? Sobre todo cuando el perder se vuelve parte de la rutina de todos los juegos, al grado de que no conocen la sensación de satisfacción de ganar un partido. Cuando se ven inmersos en marcadores que no bajan de los 70-0 nunca a favor y siempre en contra. "La frustración es una señal de crecimiento" dice la escritora Penelope Leach, ¿Pero necesitamos estar sometidos bajo una intensa frustración para poder crecer? ¿será parte del crecimiento y de madurez? La frustración es un estado de aquél que está situación insoluble. Por ejemplo: cinco niños de 8 años jugando baloncesto en contra de cinco niños más grandes que ellos por meses de diferencia pero con el doble de estatura, experiencia, habilidad, etc. El niño se ve privado de la satisfacción de un deseo defraudado en sus expectativas de recompensa o bloqueado en su acción. Tiene a aquellos de quienes depende vociferando en los extremos de la cancha: sus padres, sus hermanos, amigos y entrenadores, quienes tienen grandes expectativas en él y a quienes busca satisfacer. Toda esa gama de sentimientos sobre los hombros de un niño de 8 años, un uniforme que llenar, con el número de aquel que logró grandes cosas cuando tenía su edad...
Frustración es un sentimiento que indudablemente fluye cada vez que al niño se le exige más de lo que se le ha enseñado, más de lo que puede ofrecer dado su desarrollo psicomotriz. Un sentimiento que mana cuando no consigue alcanzar los objetivos de su padre, madre, o maestro de educación física. Porque no son sus altas expectativas las que le hacen sentir frustrado, ya que para él suficiente ver a sus padres sentados viendo su juego y verse a sí mismo con un balón en las manos. Pero qué hay de la técnica, la táctica de juego, la defensa, el hombre a hombre... como alcanzar el estándar que el entrenador le ha establecido. Sometido a semejante estrés es inevitable no sentir ansiedad, rabia, depresión, angustia, ira. Sentimientos y pensamientos autodestructivos para el niño.
Las decepciones en el juego del niño inevitablemente le llevan a la frustración, y aunque algo de frustración es inevitable, demasiada puede dañar la autoestima del niño. Las frustración lo conlleva a ser agresivo, le trae regresiones, tristeza y depresión, introversión; haciendo que pierdan tiempo y energía los que estarían mejor invertidos en aprender nuevas estrategias y tácticas de juego. Los maestros y los padres pueden fácilmente frustrar el nuevo sentido de independencia de un niño, su sentimientos de seguridad en el juego, certero en sus goles de cancha y peor aún su sentido de la dignidad.
El control del balón es algo que a menudo el niño no tiene y es porque su coordinación motora fina todavía no es precisa todo el tiempo. Las batallas con el balón o al jugar con sus compañeros en los entrenamientos pueden ser frustrantes pero a menudo son educativas. Lo que un profesional puede o no hacer con un balón en una cancha en comparación con lo que él como niño puede hacer con ese mismo balón, es información fundamental para su aprendizaje. Puede sentirse frustrado en un ejercicio, pero no puedes forzarlo a hacer algo que va más allá de su capacidad o entrenamiento motor. El hecho de que va a perder un juego porque tiene menos habilidad, menos capacidad motora, menos experiencia de juego que el equipo contrario es algo que no tiene sentido ocultarle, cuando en el juego va a ser evidente.
En pequeñas dosis la frustración hará que el niño siga indagando y aprendiendo. Pero en grandes cantidades causa un efecto contrario, es decir, un bloqueo emocional que impide el aprendizaje. Si se enfrenta a menudo con tareas imposibles, y por lo tanto se encuentra a menudo con un fracaso total, abandonará el deporte. Prepárate para intervenir y ayudarlo cuando (y solo cuando) veas que el pequeño se está frustrando de más y por tanto es cada vez menos eficaz. Incluso en ese momento, intenta ver cuál es el problema y ofrécele la mínima ayuda para permitirle tener éxito; si lo haces todo por él no le ayudarás.
Es importante que se adapten los materiales que se utilizan así como la cacha de juego a las condiciones y tamaño del niño. Que la medida y peso del balón sea el adecuado para su categoría. El niño tiene que sentirse grande, fuerte y competente para manejar su mundo, debido a que la mayoría del mundo es demasiado grande para él, es importante que sus propias competencias, al menos, estén a su escala.
Pero sobre todo, no le exijas más de lo que él puede y sabe cómo responderte. No le pidas que haga algo que no le has enseñado y no hay manera de que lo sepa. No le pidas imposibles para él. Y si notas que tu jugador tiene síntomas de Frustración analízate, tal vez tú eres la fuente principal de ese sentimiento. Cambia tus estrategias de enseñanza-aprendizaje. Y verás como obtendrás mejores resultados.
Psic. LAFD Soir Olachea Infante
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