Problemas relativos a la productividad científica.
Lo que aparece a continuación se relaciona con aspectos debatidos con investigadores bajo mi dirección, en que se analizaron posibles riesgos que puede encarar un investigador en sus funciones.
El desarrollo de la ciencia depende de varios parámetros entre ellos la calidad de la producción científica, el número de hechos científicos que se van estableciendo a lo largo de su devenir, los diferentes paradigmas que la caracterizan, el volumen de la actividad científica expresada en eventos, congresos y encuentros, así como la divulgación por diferentes medios de los resultados de las investigaciones. Hay otros parámetros que por razones de espacio no me detendré en ellos.
Este post estará centrado sobre todo en el aspecto de los documentos, refiriéndome a artículos y libros publicados.
Uno de los riesgos que corren los investigadores concierne al tema del plagio del cual hemos sido víctimas de una manera u otra. Tanto porque se ha plagiado algo de lo que produjo el investigador como el hecho de leer a un autor sin conocer que su obra es resultado de un plagio.
Hay muchas formas de plagio desde aquel en que se copio el material de un autor tal y como aparece incluyendo sus posibles defectos de redacción a formas más sofisticadas en que tomando el contenido de un trabajo se expresa lo mismo con otras palabras.
Es común que se traduzcan trabajos en un idioma y se editen en el idioma propio, sin colocar en el contenido de dónde proviene y qué autor o autores lo desarrollaron.
De las formas sutiles del plagio, hay trabajos que se desarrollan por medio de citas continuas de un autor o varios, sin que se encuentre la originalidad de quien redacta el documento. Es lo que comúnmente llamamos trabajos de "corta y pega". No cabe duda que ningún documento científico pueda ser íntegramente realizado por el autor y que las citas sean necesarias como elementos de consulta o parta acompañar lo que se reflexiona y concluye pero todo debe de tener un límite.
A menudo, se desarrollan categorías y hasta modelos teóricos aparentemente novedosos basados en los atributos de otras categorías y modelos desarrolladas por otros estudiosos.
El empleo de teorías obsoletas que vuelven a aplicarse en un intento por corroborar por medio de la estadística o cualquier otro método, los resultados anteriores que bien la práctica o nuevos paradigmas han dejado atrás.
No sólo el uso y abuso de las teorías anteriores sino, además de fuentes bibliográficas desarrolladas en un periodo muy anterior, referidas a cualquier tema, son tomadas para hacer una exposición aparentemente actualizada, por ejemplo en la historia de la psicología del deporte, te vuelven a referir la historia y esto sin agregar una nueva reflexión, pero con la intención que aparezca como un documento novedoso. Lo que permite entre otras cuestiones una cita bibliográfica dentro de los últimos tres o cuatro años para quien desee utilizarlo.
Lo que en ocasiones, he llamado el auto plagio y es el autor, por ejemplo de tres obras que tratan sobre un tema y en las tres se plantea con palabras diferentes y cuando no con las mismas, lo que se comenzó en la primera. Incluso la reedición de una obra y un análisis de su contenido demuestra que de una edición a la otra se incremento en un 3% la bibliografía utilizada por el autor.
Realmente el trabajo científico requiere un gran esfuerzo y una de las actividades de mayor exigencia lo constituye el ejercicio del pensamiento creador.
Lo tratado aquí cae dentro de los problemas sociales de la ciencia y del desempeño de los científicos, se sabe que sus acciones no sólo transitan por motivaciones inconscientes, sino por intereses que se forman a partir de un conjunto de motivos que se expresan desde el deseo de sobresalir fruto del narcisismo, la búsqueda de ganancias materiales y la respuesta a la presión que a veces ejercen las instituciones.
De igual forman, he de concluir que son resultado de la falta de responsabilidad y de problemas éticos del especialista.
En una comunicación personal el Dr. Melvyn Morales, de manera rigurosa me decía, desde aquí hasta el final del post, lo siguiente:
Con respecto a la "CALIDAD" se pudiera plantearse la interrogante siguiente:
¿Todos los documentos tienen igual valor?,
¿Cuál es la unidad de calidad?"
"ACTUALIDAD: ¿Debe considerarse la obsolescencia?"
"DUPLICACIÓN: ¿Cómo se computan los documentos que han sido publicados varias veces (traducciones, antologías, etc.?"
¿O modificados ligeramente sin un nuevo conocimiento para enriquecer a ultranza su currículum y visibilidad?
"¿ES POSIBLE MEDIR TODO EL CONOCIMIENTO PRODUCIDO?
Esto incluye la literatura gris, los documentos confidenciales de empresas (por razones comerciales) y de las instituciones gubernamentales (información clasificada".
Por consiguiente... deben hacerse otras reflexiones sobre algunos conceptos relativos a la cuantificación de la documentación producida como expresión del desarrollo de la ciencia y la tecnología, entre ellos: el efecto de Bernabé, la mínima unidad publicable.
El efecto de Bernabé:
Actitud y posición farsantes de autores que critican la "proliferación" excesiva de documentos publicados por otros, cuando ellos no contribuyen a limitar, de alguna forma, dicho fenómeno, pues su producción documentaria es prolífica sin que ello signifique, básicamente, la comunicación de nuevos conocimientos. Este fenómeno es muy frecuente también en algunos autores que no observan una ética profesional, aumentando su producción de artículos modificando ligeramente el contenido del mismo o variando, incluso, su titulo. El término Efecto de Bernabé fue propuesto por Braun y Zsindely.
Mínima unidad publicable:
Fragmentación de un estudio en tantos artículos cortos como sea posible; su propósito es aumentar, fundamentalmente, el número de publicaciones en el currículum de un científico.
En relación con dicho mal hábito M. Angell afirma "publicar o perecer", mientras que W.J. Broad lo califica como "el juego de publicar: obtener más a cambio de dar menos"; por tanto, el efecto de Bernabé guarda estrecha relación con el concepto de mínima unidad publicable, por lo que la valoración del desempeño científico NO debe ser analizado SÓLO a partir de las publicaciones SINO sobre la base de todas sus dimensiones, con un enfoque sistémico e integral con el fin de obtener un resultado evaluativo de carácter sinérgico.
Por consiguiente, urge la necesidad de una nueva definición de mínima unidad publicable que tienda a poner coto a dicha publicación desmedida, también conocida en la práctica como "salame", como metáfora respecto al corte en fetas de un embutido; lo que "dificulta la comunicación eficaz entre los científicos y satura la capacidad de arbitraje de las revistas"
Gracias Melvynpor tu apoyo en este complejo tema
Saludos
Ucha
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