Acerca del temperamento y sus relaciones con la eficiencia en la actividad deportiva. Segunda parte.
Acerca del temperamento y sus relaciones con la eficiencia en la actividad deportiva. Segunda parte.
Dr. Francisco García Ucha
Pienso que el desarrollo del pensamiento en Psicología en los años que se proclamaba el temperamento como determinante psicológico del rendimiento deportivo se encontraba considerando una estructura de la personalidad formada por el carácter, temperamento y sí mismo.
En 1981 Petrovski abordaba el tema en "La personalidad en la psicología desde las posiciones del enfoque sistemático" editado en Cuestiones de Psicología, también Platonov en 1982.
Se interpretaba de las concepciones de ellos y otros autores que: "de forma directa o indirecta el temperamento influye sobre el carácter, sin embargo, este, una vez formado, regula y dirige las manifestaciones temperamentales del hombre, las cuales se subordinan e integran en unidades comportamentales bien definidas, con los distintos rasgos que forman el carácter." Tomado de Psicología de la personalidad de, F. González Rey en 1985.
La Obra de Rubeinstein, Leontiev, Bozhovich, y Lomov y los avances sostenidos, por otra parte por Cattell, Kelly, Beck, Ericsson. Bandura, Weiner, junto a la aplicación de la Teoría de Sistema desarrollada por Bertalanffy (1973).
De aquí, en base a los nuevos aportes se comenzó a pensar en la personalidad en términos de sistema. Los sistemas están compuestos por elementos cuya interacción aporta las características del propio sistema y no constituye la influencia de una de sus partes sino de sus partes en conjunto aun cuando los mismos no tienen u carácter igualmente potencial. Hay momentos en que algunas de las formaciones del sistema adquieren el papel regulador principal.
Visto esto, que el corresponde al temperamento.
Comencemos por describir la Psicología de González Rey, en 1985.
"De forma directa o indirecta el temperamento influye sobre el carácter, sin embargo, este, una vez formado, regula y dirige las manifestaciones temperamentales del hombre, las cuales se subordinan e integran en unidades comportamentales bien definidas con los distintos rasgos que conforman el carácter".
Unos párrafos más adelante en su obra marca:
"El temperamento no determina los contenidos de la personalidad, si las direcciones principales en que esta se desarrolla aunque, por supuesto, es uno de los elementos que toman parte activa en la compleja determinación de estos fenómenos..."
Finalmente el autor sintetiza su exposición sobre este tema:
"...la personalidad como categoría representa subsistemas y formaciones psicológicas que expresan un conjunto de regularidades explicativas de diferentes dominios del comportamiento y la expresión humana. Estos subsistemas, que nos aproximan a una teoría psicológica integral de la personalidad, se significan por su carácter integral, derivado por los distintos noveles de unión entre sus componentes de lo afectivo y lo cognitivo, así como de la propia configuración que estos componentes adoptan ante al expresión del propio subsistema en la regulación de la conducta".
De aquí. González Rey pasó a su teoría de la Personalidad como sistema regulador del comportamiento y de los dos niveles de regulación de la misma: el nivel consciente volitivo y el nivel de estereotipo, normas y valores.
En mi caso le dedique una obra completa que aparece en "Motivación del deportista peruano" donde aparecen en descritas las características y atributos de los deportista que poseen una regulación comportamental en el nivel consciente volitivo como las de aquellos que se diagnosticaron en el nivel de normas, estereotipos y valores.
El impetuoso desarrollo de la Psicología, ha superado en gran parte ya hasta estas concepciones y sin volver a la focalización trascendente del temperamento, incluso de la propia categoría personalidad como reguladora del comportamiento se adentra a explorar ahora en toda su plenitud la categoría Subjetividad.
El intento de identificar el temperamento como una variable significativa en la actuación del deportista queda, a mi modo de ver, como uno de los esfuerzos más consagrados durante años anteriores, aún siendo un camino no acertado.
Hay formaciones que restringen, amortiguan y sustituyen lo efectos contraproducentes o favorables del temperamento.
Incluso planteo "actuación del deportista", y no la categoría rendimiento, porque está supeditada a tantas variables, factores internos y externos que pertenecen a las ciencias del Deporte, que no colocaría lo psicológico como determinante sino como un factor mediador más dentro de tantos otros factores, por ejemplo, los genéticos.
A manera de ilustración histórica leamos esta descripción que hace José María Vargas Vilas, del temperamento de la personalidad histórica de nuestro José Martí, y la regulación de su comportamiento ante la acción patriótica.
El turbulento colombiano conservó lúcida memoria de Martí. Era -ha escrito- encorvado, pálido, taciturno... No era amigo de la violencia pero en la tribuna su apariencia triste y melancólica se transformaba y aquel hombre flébil y encorvado se erguía recto como una flecha; la sonrisa desaparecía de su boca adquiriendo un rictus de severidad que hacía de sus labios indignados el canal natural al torrente de sus palabras. Recordándolo en la tribuna escribió: Agigantado no enseñaba el brazo derecho que lo ocultaba colocado sobre los riñones; la izquierda levantada, como si fuera a clavar en tierra una bandera; la extendía luego hacia adelante como si marcase el camino de la victoria... Cuando llegaba el momento del apóstrofe y hablaba de la República de ayer, la de Céspedes y de Narciso López, y de la República de mañana, la que debía surgir de su esfuerzo generoso, el brazo oculto aparecía enhiesto, como un asta, en el cual flotara la bandera de Cuba Libre amparando la tumba de los muertos y llevando al combate las legiones de los vivos...
La voz de Martí se hacía tronitante y flotaba en el aire la metáfora final. El auditorio -termina Vargas Vila- se alzaba como un solo hombre. Los rostros bronceados se hacían luminosos. Martí callaba. La nube de la transfiguración desaparecía y emocionado, fatigado, hecho otra vez enormemente triste, recibía la ovación inclinándose reverente y estrechaba las manos amigas, que se tendían olorosas de nicotina del tabaco; el olor de la planta tropical parecía llenar la atmósfera como una caricia suave...
Casi, agotado al menos para mí, el tema del temperamento. Caigamos ahora sobre el tema de la Teoría de los Rasgos y sus aplicaciones a la Psicología del Deporte.
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