Entrevista a Marcelo Roffé en Periódico Acción
Psicología y deporte
"El jugador de fútbol es una mercancía, un jugador-juguete"
Entrevista a Lic. Marcelo Roffé
(Periódico Acción-Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos). Noviembre del 2007
El deporte de alto rendimiento es un tema complejo, en parte porque se ha producido una involución del deporte hacia el juego y del juego hacia el negocio. En el momento en que el amateurismo da paso al negocio hay valores que se van trastocando respecto de la pasión, de la vocación como motores de la actividad. El escenario pasa a ser otro: Italia, por ejemplo, como último campeón del mundo en fútbol, ganó 18,7 millones de euros en Alemania 2006, Argentina por salir quinta ganó 8 millones de euros y si hablamos de fútbol, la FIFA obtiene cuantiosas sumas por todos los campeonatos: mundial de fútbol, televisión y sponsors. No digo que este bien ni mal, simplemente es la descripción de un fenómeno donde la eficacia es lo que predomina y dónde vos vales en función de lo que producís. El rendimiento, en ese rango, está en relación directa con lo que el deportista gana en términos de dinero o deja de ganar.
Entonces, desde ese ángulo, la pregunta de la psicología del deporte es cómo se puede rescatar algo del placer lúdico bajo presión. Si nosotros tomamos que el dinero corroe relaciones humanas, corroe grupos de amigos, corroe socios en empresas, llevado al campo del deporte donde hay cada vez más en juego, nos preguntamos cómo poder disfrutar bajo la presión de la eficacia y de obtener resultados a cualquier costo, con el agregado, de obtener dividendos .Y más aún en países pobres como el nuestro donde el discurso familiar es "vos hijo, nos vas salvar a todos" dicho en forma explícita o implícita. Ese es el razonamiento y en esto se transformó el deporte de alto rendimiento. Por eso hay cinco canales que pasan deportes todo el tiempo, es decir, se trata de una industria que produce y produce muchísimo dinero. Es espectáculo. El fútbol Hoy es como "UN GRAN HERMANO GLOBAL".
Indudablemente, esto repercute en algunos deportes más que en otros. Por ejemplo el fútbol, rugby o el básquet últimamente, tienen otra resonancia que en salto con garrocha, atletismo o pelota paleta. Me olvidaba del tenis como otra disciplina importante: un jugador que estuvo entre los 10 primeros del mundo se calcula que tiene entre 10 o 12 millones de euros. La diferencia es que el tenis, salvo el caso de Paola Suárez o Guillermo Cañas que provienen de hogares humildes, en general son de clase media alta ya que para comenzar a practicarlo el deportista (su familia) debe tener un dinero para viajar, competir, sostener el entrenamiento, etc.
Ventaja deportiva
Nosotros sostenemos que existen dos tipos de ventajas en el deporte: una que es anti ética y otra ética. En los deportes individuales, por caso, cuando uno abre el diario se encuentra con que todos los días hay un caso de doping. Y los deportes se repiten: levantamiento de pesas, ciclismo, atletismo, tenis, natación, todos deportes individuales. ¿Por qué? Porque cuando uno debe resolver en una milésima de segundo todo el peso recae en el deportista. Hay mucha gente en el entorno, por lo que decía antes, que necesita obtener resultados para seguir alimentando el negocio. Además, está la falta de previsión y de asesoramiento sumado a una idea generalizada de que todos consumen. Eso genera la sensación de que, en caso de no consumir, el atleta se queda afuera del sistema. Esto es como cuando un político no es corrupto y tiene dos caminos: no aceptar el sobre e irse o involucrarse en las reglas del juego. Por eso la denominamos anti ética.
En los deportes de equipos está más desplazado porque el deportista no depende de sí mismo sino del auxilio del resto. Roger Federer dependía de él pese a que jugaba muy bien al fútbol. Pero eligió el tenis por este factor que conlleva una responsabilidad en el sentido de mayor exigencia. Por eso en el deportista individual en cuanto al manejo de las emociones, cuando gana se cree Dios y cuando pierde se siente una cucaracha. Hay que trabajar mucho en los deportes individuales. En las disciplinas colectivas también se trabaja individualmente pero los deportistas están contenidos por una estructura de solidaridad sostenida por un liderazgo eficaz.
Y la postura ética sería entrenar la mente -que todos la tenemos desaprovechada en un 60 por ciento- que no es lo mismo a hacer terapia. Algo frecuente que nos pasa a los psicólogos deportivos es que se asocia nuestro rol a lo patológico. En realidad, nosotros hacemos una diferenciación: por un lado hay malestares propios de la vida cotidiana producto de varios síntomas que requieren de una consulta clínica. Por otro, está el psicólogo del deporte en el cual el vínculo es distinto. El sujeto, más que un paciente, es un cliente -al margen de que a veces se mezclan los campos porque primero es una persona y después es un deportista que puede trasladar sus angustias a la competencia-, en el cual se puede disociar. El lema de la psicología del deporte, por tanto, es que siempre ayuda a mejorar rendimiento. Los ítems principales son la motivación, concentración, auto-confianza, el control de las presiones y los miedos y, en los deportes de equipo, la cohesión grupal.
Si un deportista está 7 puntos de motivación, nosotros creemos que puede estar 9 o 10 en ese ítem. Habrá que plantear mejor las metas, trabajar con esas metas a corto y mediano plazo, hacer un feedback con los objetivos. O, por ejemplo, si el atleta está en 6 puntos de concentración haremos trabajos cognitivos situados en el aquí y ahora para mejorarlo. Lo que ocurre en el deporte de alto rendimiento es que no hay tiempo. Y esto se ve claramente cuando la fama ubica a los deportistas del otro lado del mostrador, arman la coraza y van anestesiando las emociones para sobrevivir. Llega un momento en el cual no te responden los mails, con excepciones es cierto, pero la gran mayoría se maneja individualmente una vez que cruzaron esa barrera.
De todos modos, es comprensible, no es fácil ser famoso y siempre hay que pagar un costo. En definitiva, son como estrellas que se estrellan sobre las mieles del éxito: el dinero, las mujeres, los autos. Lo que la gente a veces no ve, es el costo que hubo para llegar a eso y el costo para sostenerse en la cima. Porque, llegado el caso en que un deportista tiene 10 millones de euros en el banco, cambia inexorablemente el entorno. Hubo casos en el cual se acercó el padre, hasta entonces ausente, en el momento en que el pibe la está rompiendo en primera. Entonces cambia el entorno y la pregunta es cómo hace ese jugador para no cambiar él. Y por esa razón, justamente, existe lo que se llama el miedo o la fobia al éxito. ¿Qué significa? Que muchos prefieren quedarse con la sensación de que podían haberlo conseguido, pero optan por renunciar con el argumento de que así están bien. No olvidemos que el éxito implica más responsabilidad, más miradas -ya sea de la prensa o de los colegas-, más exigencias. Es cierto aquél lema de que es muy difícil llegar y muy difícil sostenerse, pero lo verdaderamente más complicado es superarse. Son muy pocos los que llegan, muy poquitos los que llegan y se mantienen y se puede contar con los dedos de la mano aquellos que logran superarse. Tiger Woods es un buen ejemplo: se queda practicando el swing después de hora simplemente para ser el mejor. O también lo era Juan Manuel Fangio quien decía "yo trabajo para ser el mejor pero no me creo el mejor" y era el mejor.
Cuando ese lugar de acompañamiento no lo ocupa el psicólogo deportivo, lo ocupa el entrenador, el médico o el preparador físico que deben tener sus estrategias psicológicas pero no es lo mismo que una especialización. Entonces va a llegar un día que todos los cuerpos técnicos tengan un psicólogo incorporado. Hoy todavía existen resistencias porque parece que el campo de las emociones humanas es un campo en el que cualquiera puede opinar o tiene un saber sobre eso. Y, en realidad, es bastante difícil llegar a ser psicólogo como para ocupar ese lugar como tampoco cualquiera puede ocupar el rol del médico, el de kinesiólogo. Ocurre que en el deporte, sobre todo en el fútbol, hay mucha omnipotencia.
Resistencias del fútbol
En mi último libro planteo doce causas, de las cuales las más importantes son la ignorancia o el desconocimiento y la omnipotencia que, en general, son hermanas. El más soberbio o mediocre cree saber más aunque es el que menos sabe y menos se deja ayudar. Nosotros pensamos que pedir ayuda no es un signo de debilidad o de incapacidad sino de inteligencia y hasta de grandeza en algunos casos. Por ejemplo, cuando fui incorporado al equipo de José Pekerman en AFA en el año 2000, sentí que marcó un antes y un después en mi vida profesional, pero también, en cuanto a la psicología del deporte aplicada al fútbol. Pasó que muchos jugadores no conocían el rol, lo cual era comprensible, y José como buen líder se anticipó a eventuales conflictos dado que Argentina era el favorito para el campeonato mundial 20 a disputarse en Buenos Aires. Él sabía que la Argentina era muy elitista y sabía que tendría muy buenos jugadores, pero era consciente que había que manejar la presión. La exigencia de ser locales, la concentración bajo presión fueron las demandas y ese fue el trabajo que hicimos. Y cuando me presentó ante los jugadores dijo: "Él sabe algo que nosotros no sabemos", es decir, un gesto no habitual en el fútbol. Hay muchos que por soberbios no saben nada, sin embargo, José, que venía de ganar dos campeonatos del mundo y dos sudamericanos, tuvo la humildad de los sabios: "Yo no sé todo". Esas y tantas cosas no se valoraron porque Pekerman no es un técnico demagógico, populista, de hacer polémica, ni es amarillista, entonces no vende con lo cual no le conviene al establishment. Lo estaban esperando y le iban a hacer un lío por algo, de paso la ligué yo y me echaron la culpa por haber desafectado a un jugador. Sirve para entender lo que es el poder, lo difícil que es ser técnico de la selección en un país donde 38 millones se creen entrenadores y un país donde es ser primero o nada. Aunque, esta vez, la gente valoró otras cosas: hubo un gran recibimiento en Ezeiza, el equipo se fue invicto, jugó como la gente esperaba, se identificó con el equipo y con los futbolistas, como pensaban, las características del entrenador, etc.
Resultadísimo
Salir tercero en fútbol no es lo mismo que en rugby. La impronta, en Argentina, es salir primero o nada pese a que compiten 180 países en eliminatorias de los cuales quedan 32. Nosotros salimos quintos y nos fuimos invictos, con ventas de jugadores por 30 millones. Y con valores que quedarán en la historia: el gol de los veintiséis toques ante Serbia y Montenegro, la comunicación, la cohesión de equipo, la educación, el perfil bajo de los jugadores.
Con la selección de básquet en el mundial y con Gastón Gaudio, deportes colectivos e individuales, pasó lo mismo. Como venían de conseguir títulos (la medalla de oro en los últimos Juegos Olímpicos y la obtención de un título como Roland Garros) la gente exigió más y por eso reprobó o insultó como le pasó al tenista en Buenos Aires. El propio Gaudio lo dijo públicamente: "Estos son los mismo que me aplaudían". Y es efectivamente así. Me pasó viendo la semifinal del rugby con Sudáfrica en un club. Al principio éramos 300, ni bien saca importante ventaja Sudáfrica al final del primer tiempo se van 150, cuando Argentina hace un try y se acerca un poco en el marcador en el segundo tiempo, vuelven 50 y cuando terminó el partido éramos 30. Eso es Argentina y esa es la metáfora: un exitismo desmedido, bien interpretado por los medios que lo alimentan sabiendo como y en el cual no todos, pero la mayoría, asumen un papel cuestionable teniendo en cuenta un escenario donde Argentina está en los primeros puestos en varias disciplinas (segundos con las Leonas, segundos en Copa Davis, cuartos en básquet, quintos en fútbol...etc.). En un país de tercer mundo como el nuestro, en el cual a veces nos olvidamos que no se invierte plata suficiente en deporte, pienso que está bastante bien aunque sin hacer de esto una cuestión conformista, de "campeones morales" y cosas por el estilo.
Phil Jackson, entrenador de Michael Jordan, decía en su libro CANASTAS SAGRADAS: "perder es una parte integral del baile como ganar". Y ese para mí es el problema de los argentinos, no sabemos ganar porque de chicos no nos enseñaron a perder. En general, la soberbia argentina es creer que tenemos más de lo que tenemos. Eso se alimenta por los medios, lo cual conlleva una dicotomía entre lo que creemos y lo que resulta. Y se puede decir fracaso a algo que no lo es porque fracaso es una etiqueta muy fácil de colocarla pero muy difícil de sacarla. Agrega Jackson: "La obsesión por la victoria añade una capa innecesaria de presión que constriñe el cuerpo y el espíritu y finalmente te quita la libertad para dar lo mejor de ti mismo". Esta frase resume cómo el exitismo repercute en las conductas de los jugadores.
El jugador como mercancía
Es triste pero los jugadores se han convertido una mercancía. Es la metáfora de Roberto Arlt del "jugador juguete", es decir, es un jugador pero es un juguete -del poder, los medios, los representantes-, un sujeto sujetado. Hubo un caso que marcó a fuego al fútbol argentino, Mirko Saric. Allí falló o no había prevención en el club. Recordemos que era un jugador que valía 10 millones de dólares y luego de la lesión en su rodilla pasó a valer nada para el sistema que lo confinó a un lugar de inutilidad. En buena medida, tiene vinculación con nuestra concepción occidental: acá no está el papel del sabio como en oriente, la muerte se torna drama, el jugador se lesiona y se cura, no se previene, el cuerpo NO se cuida para que no se rompa. Mirko Saric, que era un paciente psiquiátrico como se detectó luego, el día de su suicidio es apartado por el entrenador de un viaje a Paraguay donde estaba jugando el hermano. Uno supone que un jugador de 22 años, con esas características, debieras haber sido asistido e integrado al grupo.
Estamos convencidos y por eso duele tanto, de que era una muerte evitable.
Hagamos el ejercicio de dejar de lado lo humano por un segundo.
En el medio hubo un representante que no cuidó la mercancía, al margen de lo humano o las fallas del club, y que luego desapareció lo cual torna álgido el tema de los representantes por una serie de razones: se trata de un vínculo económico, está en primer plano el dinero, algunos simulan que les importa la persona y sus estudios cuando tal vez no sea así. En mi experiencia de 15 años en el fútbol se salvan unos pocos...
Aporte de la psicología deportiva
Hay tres actores principales: el entrenador, el niño o deportista y el padre. El entrenador puede presionar al niño pero no al padre, el niño no puede presionar a nadie y el padre puede presionar a los dos, de hecho, nosotros decimos en el libro MI HIJO EL CAMPEÓN, que hay un solo padre equilibrado y siete para desarmar, de ahí la frase "el cementerio del deporte está lleno de talentosos". Entonces, el único que puede presionar a los tres actores principales es el representante, en definitiva, el nuevo protagonista del deporte de elite. Son las reglas del juego y se trata de elegir al mejor aunque cuando no hay educación o el padre está desocupado o la madre tiene un trabajo precario, se va cambiando de representante según quien promete más cosas materiales.
El concepto de "picador de carne" tiene que ver con los entrenadores que renuncian o los despiden (10 o 12 por campeonato), el mensaje de que hay que ganar como sea y no importa cómo. Esto tergiversa los valores del deporte, por caso, el fair play acá no tuvo difusión pese a que entre Pekerman , Tocalli ,Ferraro y Tojo ganaron 5 premios en torneos importantes. Decir que salir segundo es ser el primero de los perdedores tiene que ver con el discurso del resultadísimo, la dictadura del resultado. Si bien todos queremos y trabajamos para ganar, el que finalmente lo hace es uno solo. Construir ese enunciado lo único que hace es fabricar fracasados y frustrados. Y hay maneras de perder: Argentina en el último mundial cayó con dignidad y la cabeza alta. Brasil, en cambio, no perdió de la misma manera según lo interpretó el pueblo brasilero.
Por tanto, existen maneras de perder y también de ganar, porque el cómo es importante. Para la victoria hay que trabajar: seducirla, incentivarla, provocarla. Es un fin, no es un medio y acá la victoria se la pone como un medio. En la medida que muchos entrenadores piensen así, la psicología deportiva encontrará más lugar. Y es un 25 por ciento la parcela que no está entrenada: si bien se ensaya lo táctico, lo técnico y lo físico, no se entrena lo mental que termina siendo decisivo para la obtención de un resultado que, de todos modos, no garantiza el éxito. Nosotros no podemos garantizar resultados, podemos garantizar bienestar psicológico como nos enseñó Ucha. Después el resultado es multi-causal: depende de cómo estén los oponentes y de ese conflicto de fuerzas que es la competencia y su impredecible resolución. Estar o no más fuerte ante la adversidad, la cohesión grupal en deportes de conjunto, el manejo de la tensión. No se trabaja ese 25 por ciento porque no hay una conciencia real del aporte psicológico en el interior de los equipos y entrenadores.
Costado psicopatológico
Por un lado está el juego que estaría dentro del campo de la salud, por otro, está el trabajo-negocio que lo ubicamos en el campo de la enfermedad. Aparece un stress propio de la competencia que es lo que podemos ayudar a controlar con diferentes técnicas. El deporte de alto rendimiento está en la intersección de ambos campos, ese es el componente psicopatológico: el cambio del entorno, la búsqueda de dinero y cómo según la cabeza del deportista uno puede controlar esos cambios o que sean éstas modificaciones quienes controlen al deportista. Lo mismo pasa por la prensa que le quita y le saca fama a los deportistas de acuerdo a los resultados.
La cabeza de los directivos es la clave, son quienes toman decisiones y a veces no nos entienden. Nosotros con los libros, revistas, la página Web tratamos de educar desde la ASOCIACIÓN DE PSICOLOGÍA DEL DEPORTE ARGENTINA (APDA) desde hace 15 años, y vamos dando pasitos. Como decía Albert Einstein "la mente es como un paracaídas, funciona si está abierto". Y muchos se empecinan en tenerlo cerrado. En juveniles en los clubes, sí se trabaja con psicólogos después del cambio inaugurado por Pekerman, pero en Primera División, en cambio, no. Ningún equipo tiene. Yo estoy contratado como asesor de un equipo de primera división pero en el exterior, es decir, lo que pudiera hacer en el país lo hago afuera. Es la realidad hoy.
Psicología Deportiva y marketing
El lugar del psicólogo deportólogo debiera ser íntimo, por ejemplo, aparecer en notas para difundir nuestra tarea pero no cuando surge un conflicto sobre un tema puntual o, como se dice habitualmente, cuando hay "sangre". Rechacé durante los seis años y medio en la Selección cerca de 300 notas: televisivas, radiales y escritas. Tenía claro los conceptos de Pekerman sobre el trabajo integral y reflexionaba sobre un aspecto: por qué habría de sacar más tajada con esto o por qué mi rol sería más importante que el del médico, el preparador físico o el kinesiólogo. Todos aportamos un granito de arena y eso colabora para que el psicólogo sea mejor conceptuado en el equipo de trabajo interdisciplinario. La ética y el secreto profesional son muy importantes y nosotros tenemos datos que se riñen con la cuestión pública. Cuando atendéis a alguien no podes hablar y cuando no lo atendéis, mucho tampoco. Es complejo, lo cual no invalida que podamos ilustrar a qué apunta la psicología del deporte, cuál es la incidencia de la mente. No obstante, decimos que el marketing le hizo daño a nuestra tarea porque hay muchas cosas que son del orden de la intimidad. Y hubo colegas que hablaron de más. Por otro lado, hay montones de trabajos que se están haciendo bien en distintos deportes, en silencio, y que algún día se valorarán en su justa medida.
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