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La Bitácora del Dr. Ucha

Acerca de la Autovaloración del Deportista

Acerca de la Autovaloración del Deportista

Boletín Científico Técnico No. 1 1983. INDER. CUBA

Autovaloración del Comportamiento Competitivo par Atletas de Alto Rendimiento

Dr. Francisco García Ucha y Lic. Antonio Fernández Leonard.

Instituto de Medicina Deportiva. INDER.

RESUMEN:

Los autores estudiaron el comportamiento competitivo de atletas de alto rendimiento integrantes de un equipo de juego con pelota, mediante un cuestionario que tenía como objetivo recoger la autovaloración que cada uno de ellos realizó ante diversas situaciones del hecho competitivo, tales como: influencia del éxito o fracasos sobre los rendimientos, el miedo al fracaso, el grado de confianza, etc. Los resultados reflejaron que aun los atletas más experimentados pueden sufrir, como consecuencia del Stress de la competencia, pérdidas considerables en la movilización de sus capacidades y que no basta tener conocimiento de sus deficiencias o reacciones inadecuadas. Es necesario trabajar intensamente para lograr que esta autovaloración se convierta en una tendencia activa transformadora de los sistemas de res­puestas del atleta ante la competencia.

INTRODUCCION:

En el deporte de alto rendimiento, quizás como en ninguna otra esfera de la práctica deportiva, se establece, como extraordinariamente apremiante, la valoración de la personalidad del atleta, y en ella los sistemas que determinan la regulación y control del comportamiento en las actividades de entrenamiento y competencia, teniendo en cuenta la complejidad de las acciones que se deben realizar con una gran perfección técnica, la magnitud e intensidad de los esfuerzos que se requieren para alcanzar la victoria y los obstáculos que tanto en el plano externo (demandas objetivas de la actividad) como interno (barreras psicológicas)) debe vencer el atleta. Un papel fundamental en la regulación y control del comportamiento lo desempeña la autovaloración definida por los psicólogos marxistas R. Rubinstein (1977), L.

Bozhovich (1978) y E. Savonko (1978) co­mo... la capacidad del hombre para tener conciencia de sí mismo, de sus fuerzas físicas y aptitudes mentales propias, de las acciones motoras y objetivos de su com­portami

La autovaloración está presente en cada acto de la conducta, es un componente prin­cipal de la autoconciencia y, al mismo tiempo que un registro de sí mismo, un motivo para la actividad y la formación de la personalidad, por cuanto, como reflejo referido a uno mismo, de lo que uno toma conciencia con claridad, este conocimiento adquiere un carácter significativo para la actividad, pues, mediante él se comparan las cualidades que se cree poseer tanto en la realización de la conducta como frente a las exigencias de la vida y las aspiraciones futuras, de tal modo que influye activamente en el proceso de regulación motivacional. Ello posibilita la dirección necesaria para la realización exitosa de los motivos integrantes de la tendencia orientadora de la personalidad (F. González, 1977). Desde finales de la década de 1960 han estado apareciendo en la literatura de Psicología del Deporte, rea­lizadas por autores de diferentes partes del mundo, diversas investigaciones sobre la autovaloración.

G. Borg (1961, 1962, 1972) desarrolló la investigación acerca de la autovaloración del esfuerzo percibido ante el trabajo; creó es­calas para la auto estimación de la capacidad de trabajo físico, con el objeto de conocer el grado de dificultad frente a las tareas, etc.

D. Arosiev (1971) y N. Ozolin (1971) Ampliaron el campo de estudio de la autovaloración mucho más, por cuanto exploraron el estado de ánimo, los deseos de entrenar y participar en competencias, el cansancio (general, localizado, especial, untes y después del entrenamiento, por la mañana, durante el día; etc.), grado de descanso durante el sueño, apetito, etc.

D. Iarmitski (1974) empleó la autovaloración no sólo en la determinación del esta­do del atleta durante el desarrollo de la actividad, sino como estímulo motivacional para alcanzar los niveles adecuados de los esfuerzos musculares y volitivos en la ejecución de las acciones.

Un esfuerzo meritorio lo ha realizado N. Judadov (1978), quien aplicó métodos de autovaloración y con ello construyó un sistema de preparación psicológica especial, al cual denominó Psicodidáctico, que posibilita tanto una eficaz autorregulación y control de las reacciones emocionales del atleta en la competencia como garantiza la conservación de la Forma Deportiva, desde el punto de vista psicológico, en el período de competencias.

En nuestro país, J. R. López y F. E. García Ucha (1977) iniciaron estos estudios con el objeto de mejorar las pruebas de capacidad de trabajo físico y obtuvieron una valoración integral del estado del sujeto mediante la auto estimación.

A. Fernández y F. E. García Ucha (1979) estudiaron la autovaloración que realizaron los integrantes de un equipo de Polo Acuático de alto rendimiento y su relación con los resultados deportivos en los entrena­mientos y competencias, lo cual confirmó que la autovaloración por el atleta de su estado general y el pronóstico de sus resultados están relacionados con el nivel de su preparación deportiva.

Por ello podemos afirmar que mediante la autovaloración el atleta llega a conocer sus particularidades físicas y psíquicas, los motivos y propósitos de la actividad, su actitud ante el colectivo.

El atleta se da cuenta del nivel le su pre­paración deportiva, del grado dé desarrollo de sus capacidades senso-perceptuales, pensamiento táctico y estratégico, estabilidad y reacción de sus emociones; cuáles son los motivos principales de su actividad y el modo con que logra alcanzar el resultado deseado. Todo ello posibilita la revelación, para él, de los aspectos que debe desarrollar, perfeccionar; cuáles son sus deficiencias y cuánto ha logrado, partiendo de lo que se había propuesto y de las manifestaciones de su nivel deportivo.

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

El objetivo de este trabajo consistió en co­nocer los factores motivacionales y las barreras psicológicas implicadas en los resultados deportivos mediante la autovaloración del comportamiento competitivo por los atletas y analizar, además, el papel que dicha autovaloración desempeña en la regulación y control de las acciones.

PROCEDIMIENTO

La muestra fue formada por la población de los 15 atletas de alto rendimiento, integrantes de un equipo de juego con pelota, cuyas edades oscilaron entre los 19 y 26 años, con una experiencia deportiva com­prendida entre los 9 y los 13 años de práctica deportiva; de estos años, siete, aproximadamente, como miembros de las preselecciones y selecciones nacionales de alto nivel. Ellos han participado en Olim­píadas, Campeonatos Mundiales, Paname­ricanos, Centroamericanos y en numerosos encuentros nacionales e internacionales.

Se empleó un cuestionario elaborado te­niendo en cuenta los criterios de entrenadores especializados y de atletas, así como esquemas de cuestionarios desarrollados por otros investigadores, entre ellos F. Vladescu (1975).

El cuestionario contiene 31 preguntas relacionadas con diversos aspectos de la,' competencia y ordenado de la forma siguiente:

Una pregunta para caracterizar la participación de la muestra en competencias de diversos niveles.

Tres preguntas para establecer las relaciones de congruencia o discordancia entre el rendimiento en entrenamiento pruebas de control y competencias.

Una pregunta acerca de la estabilidad o no de los resultados en las competencias.

Tres preguntas referidas a las actitudes de confianza o desconfianza relativas a las posibilidades de realizar el máximo rendimiento en competencias.

mucho más, por cuanto exploraron el estado de ánimo, los deseos de entrenar y participar en competencias, el cansancio (general, localizado, especial, untes y después del entrenamiento, por la mañana, durante el día; etc.), grado de descanso durante el sueño, apetito, etc.

D. Iarmitski (1974) empleó la autovaloración no sólo en la determinación del estado del atleta durante el desarrollo de la actividad, sino como estímulo motivacio­nal para alcanzar los niveles adecuados de los esfuerzos musculares y volitivos en la ejecución de las acciones.

Un esfuerzo meritorio lo ha realizado N. Judadov (1978), quien aplicó métodos de autovaloración y con ello construyó un sistema de preparación psicológica es­pecial, al cual denominó Psicodidáctico, que posibilita tanto una eficaz autorregu­lación y control de las reacciones emocio­nales del atleta en la competencia como garantiza la conservación de la Forma De­portiva, desde el punto de vista psicoló­gico, en el período de competencias.

En nuestro país, J. R. López y F. E. García Ucha (1977) iniciaron estos estudios con el objeto de mejorar las pruebas de capacidad de trabajo físico y obtuvieron una va­loración integral del estado del sujeto me­diante la auto estimación.

A. Fernández y F. E. García Ucha (1979) estudiaron la autovaloración que realizaron los integrantes de un equipo de Polo Acuático de alto rendimiento y su relación con los resultados deportivos en los entrenamientos y competencias, lo cual confirmó que la autovaloración por el atleta de su estado general y el pronóstico de sus resultados están relacionados con el nivel de su preparación deportiva.

Por ello podemos afirmar que mediante la autovaloración el atleta llega a conocer sus particularidades físicas y psíquicas, los motivos y propósitos de la actividad, su actitud ante el colectivo.

El atleta se da cuenta del nivel le su pre­paración deportiva, del grado dé desarrollo de sus capacidades senso-perceptuales, pensamiento táctico y estratégico, estabilidad y reacción de sus emociones; cuáles son los motivos principales de su actividad y el modo con que logra alcanzar el resultado deseado. Todo ello posibilita la revelación, para él, de los aspectos que debe desarrollar, perfeccionar; cuáles son sus deficiencias y cuánto ha logrado, partiendo de lo que se había propuesto y de las manifestaciones de su nivel deportivo.

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

El objetivo de este trabajo consistió en conocer los factores motivacionales y las barreras psicológicas implicadas en los resultados deportivos mediante la autovaloración del comportamiento competitivo por los atletas y analizar, además, el papel que dicha autovaloración desempeña en la regulación y control de las acciones.

PROCEDIMIENTO

La muestra fue formada por la población de los 15 atletas de alto rendimiento, integrantes de un equipo de juego con pelota, cuyas edades oscilaron entre los 19 y 26 años, con una experiencia deportiva com­prendida entre los 9 y los 13 años de práctica deportiva; de estos años, siete, aproximadamente, como miembros de las preselecciones y selecciones nacionales de alto nivel. Ellos han participado en Olim­píadas, Campeonatos Mundiales, Paname­ricanos, Centroamericanos y en numerosos encuentros nacionales e internacionales.

Se empleó un cuestionario elaborado te­niendo en cuenta los criterios de entrenadores especializados y de atletas, así como esquemas de cuestionarios desarrollados por otros investigadores, entre ellos F. Vladescu (1975).

El cuestionario contiene 31 preguntas relacionadas con diversos aspectos de la,' competencia y ordenado de la forma siguiente:

Una pregunta para caracterizar la participación de la muestra en competencias de diversos niveles.

Tres preguntas para establecer las relaciones de congruencia o discordancia entre el rendimiento en entrenamiento) pruebas de control y competencias.

Una pregunta acerca de la estabilidad o no de los resultados en las competencias.

Tres preguntas referidas a las actitudes de confianza o desconfianza relativas a

las posibilidades de realizar el máximo rendimiento en competencias.

Cinco preguntas relacionadas con el miedo al fracaso después de un éxito o una frustración, y el temor a un revés en ciertas condiciones objetivas de competencia.

Cuatro preguntas que enjuician las repercusiones en los rendimientos poste­riores a un fracaso, en

entrenamiento y competencia.

Dos preguntas relacionadas con el cumplimiento de los pronósticos y el auto conocimiento anticipado de los resultados de la competencia.

Dos preguntas vinculadas con los senti­mientos de responsabilidad ante la práctica deportiva.

Tres preguntas que caracterizan las reacciones de pre-arranque.

Cuatro preguntas relativas a caracterizar el nivel de preparación volitivo del atleta frente a ciertos contrarios, lugares de competencia, movilización de sus fuerzas, etc.

Una pregunta en la cual debe enjuiciar su capacidad para evaluar el período cuando se encontraba en forma deportiva.

Dos preguntas para valorar los efectos del éxito sobre su estado de ánimo y su actitud ante el entrenamiento.

La fase final de la confección de dicho cuestionario se sometió al juicio de un ;cupo de psicólogos y se efectuó, además, una pequeña prueba con los atletas del equipo juvenil del mismo deporte, con el objetivo de conocer las posibles dificultades que podrían confrontar con la aplicación de la prueba, de su contenido o con a existencia de algunas deficiencias.

El cuestionario tiene la particularidad de estar formado por preguntas cerradas, las cuales se contestan en pequeñas escalas que aparecen dispuestas inmediatamente. Los resultados se volcaron en cada una le las respuestas en que fueron clasificadas y se obtuvieron los por cientos de cada uno de ellos.

Cada cuestionario y las preguntas fueron analizados con los entrenadores, en un esfuerzo por reflejar las posibles deficiencias le los atletas en su autovaloración. Asimismo, se tomaron en consideración nu­merosas observaciones realizadas por uno le los investigadores en varias competencias que el equipo efectuó en nuestro país.

RESULTADOS Y DISCUSION

I. Participación en competencias.

El 100% de la muestra se caracterizó por haber par­ticipado en competencias de alto nivel.

II. Con relación a los rendimientos depor­tivos:

Un 53,3% de los atletas señaló que obte­nían mejores resultados en entrenamiento que en competencias; el 33,3% planteó que sus rendimientos eran iguales.

El 46,6% expresó que sus - logros en las pruebas de control eran más altos que los obtenidos en competencias importantes; sólo el 33,3% consideró ambos desempeños iguales y el 20% que resultaban mayores en las competencias.

Estos rendimientos, dada su magnitud, nos llevaron a profundizar en las respuestas de los atletas mediante entrevistas posteriores, ya que esperábamos resultados contrarios totalmente a los encontrados. Los atletas manifestaron que las causas eran de orden psicológico, tales como la incapacidad para controlarse ante el "stress" de la competencia, dificultades para movilizar sus potencialidades y rea­lizar una buena valoración de las exigencias de la competencia.

El 86,6% planteó que resultan mayores sus rendimientos en las competencias en el extranjero que en las nacionales, lo cual no significa que pierda en las competencias nacionales, sino que en el extranjero obtiene resultados más altos. Ello se debe a diversas causas, entre ellas, que la mayoría de las competencias de alto nivel se efectúa en otros países.

III. Estabilidad en los rendimientos:

El 13,3 % dijo ser muy estable, el 80 % co­mo estable y sólo el 6,6% se evaluó como poco estable. Las exigencias para pertenecer a este equipo de alto rendimiento no permiten que a él pertenezcan atletas con rendimientos inestables, ya que cuando ello ocurre son separados, lo cual da lugar a que otras figuras de alta categoría lo integren.

En la obtención de estabilidad de los rendimientos participan variables psicológicas y fisiológicas, así como las del propio proceso de preparación deportiva. Entre las psicológicas se destacan la elevada re­sistencia psíquica tanto a las cargas de entrenamiento como a las de competencias y la capacidad de carga psíquica.

IV. Actitud de confianza y desconfianza ante el rendimiento deportivo.

El 26,6 % manifestó sentir confianza en todas las competencias para lograr altos rendimientos, mientras el 73,3 % planteó sentir alguna.

El 100 % tiene confianza en obtener altos rendimientos en competencias centroamericanas y nacionales y el 80 % en las inter­nacionales.

El 26,6 % registra a veces vivencias de desconfianza para obtener altos rendimientos en competencias. Un 53 % planteó que rara vez, y el 20% evaluó que nunca siente desconfianza.

La sensación de desconfianza e inseguridad con todas sus consecuencias en cuanto a inquietud, falta de concentración y obstrucción de las ejecuciones por la acción de las emociones, parecen estar acordes con las respuestas de los atletas que pueden aparecer en las 3/4 partes de la pobla­ción aquí estudiada, lo cual manifiesta la necesidad del apoyo psicológico a los atletas en las competencias,

V. Miedo al fracaso:

El 40% siente que a veces tiene temor a fracasar, el 26,6% expuso que rara vez y un 33,3% manifestó que nunca teme perder en una competencia, de manera que el 66,6% puede llegar a sentir temor a una derrota en ciertas competencias.

El miedo al fracaso resulta una de las motivaciones para estimular al atleta a obte­ner rendimientos elevados, si bien, como dice Dorothy Harry (1976), no la más idónea. En investigaciones realizadas por ella encontró que los atletas motivados al éxito más que al temor al fracaso tienen mejores rendimientos. Tal parece que el temor al fracaso, aunque puede presentarse en estos atletas, no es la motivación básica que los estimula en las competencias, lo cual es congruente con los logros de este equipo, que en los últimos períodos de su desarrollo es historia deportiva.

En cuanto a la aparición del temor a un revés en la competencia de acuerdo con el lugar en que se realiza, sólo el 40 % planteó temor a fracasar en competencias internacionales. Desde luego, éstas, por su nivel, son las de mayor tensión y exigencia. Es necesario señalar, según F. Vladescu (1975), que si bien los adversarios, como tales, pueden ser confrontados directamente y el resultado de esta confrontación depende principalmente del valor y la forma deportiva, los lugares de competencia son asociados, por costumbre, a factores externos tales como árbitros, espectadores, fracasos anteriores en el mismo escenario, etc., que el deportista no puede controlar, sino parcialmente, de lo cual se desprende la necesidad del conocimiento profundo de las particularidades del lugar de la com­petencia, así como comportamiento de espectadores y árbitros.

Un 26,6% de los atletas planteó sentir, a veces, temor de fracasar después de un éxito en las competencias; el 33,3 %, rara vez, y el 40%, nunca.

En cuanto a los lugares de competencia y la sensación de temor, el 86,6 % manifestó que nunca ha relacionado el lugar de competencia con la sensación de temor. El resto expresó que oscila entre rara vez y a veces,

VI. Fracasos:

Después de un fracaso, el 86,6 % se sien triste, mientras que parte de esos mismos atletas, 40%, tiene, a la vez, esperanza vencer. Sólo el 6,6 % se mantiene sereno.

El 53 % planteó que después de un fracaso en una competencia importante sus rendimientos han sido altos y un 40 % dice que igual.

En cuanto a la actitud para trabajar en lo entrenamientos tras un fracaso, el 40 % dijo que es mucho mayor, otro 40 superior, y un 20 %, permanece igual.

Como podemos observar, el fracaso constituye tanto un reforzador positivo como negativo, aunque la tendencia general y 1 posibilidades tan frecuentes de fracaso hacen que ello se convierta más en un estimulador de los rendimientos que en factor de inhibición, en este nivel deportivo.

VII. Cumplimiento de los pronósticos.

El 80 % de los atletas manifestó que cumple con los pronósticos de los resultados

Un 60 % de los atletas señaló que conoce con anticipación cuáles serán sus resultados en las competencias; el 20 % lo logra rara vez y el 6,6 %, nunca, para un 13,3 % al que le ocurre frecuentemente.

 

VIII. Responsabilidad.

El 46,6% expuso que le gustaría ser capitán o jefe del equipo, un 20 %, rara vez, y otro 20 %, nunca; un 6,6 %, frecuentemente. El 93,3 % señaló que nunca se ha arrepentido de sus éxitos deportivos y un 6,6%, rara vez.

IX. Pre-Arranque.

 

El 86,6% de los atletas dijo que no se le presenta síntomas psíquicos negativos antes de la competencia. Para quienes se le presentan, aparece: 6,6% agitados y 6,6% apáticos.

 

 

Estos síntomas, que tienen un carácter muy específico e individual, desaparecen al someter al atleta a diversos procedimientos psicoterapéuticos, lo que constituye, así, una de las actividades del psicó­logo durante los momentos precedentes a la competencia.

 

Podemos señalar que un por ciento eleva­do de atletas no se ve perjudicado por sus reacciones emocionales de forma negativa días antes de la competencia. El 60 % se siente entusiasta y fuerte; 53%, sereno y el 66 %, dispuesto a competir, aunque un 53% siente, a veces, inquietud, aunada a las restantes manifestaciones positivas.

Los atletas sugieren que ellos emplean varios procedimientos para controlar sus nervios en las competencias.

 

 

El 46,6 % se distrae, un 33,3% se auto convence de sus posibilidades de vencer; y 6,6 %, va al masajista. Un 33,3 % emplea el calentamiento para relajar la tensión, 13,3 % se aleja mentalmente de la competencia; 26.6 % habla acerca de ella; 46,6 % piensa en su responsabilidad y 53 %, en los  contrarios.

 

X. Nivel Volitivo.

 

Un 73,3% alegó que aprovecha sus fuerzas con un esfuerzo grande; 13,3 % muy grande y otro 13%, regular.

 

Ante adversarios difíciles, un 73,3 % expuso que logra controlarse adecuadamente, y 26,6 %, siempre.

 

El 53 % presentó que tiene, a veces, mayor dificultad para competir con ciertos contrarios; un 26,6% rara vez y un 20 %, nunca.

 

En cuanto al grado de dificultad para competir en ciertos lugares, expresaron: a veces, un 26,6 %; rara vez, el 20 % y nunca, el 53 %.

XI Forma Deportiva.

Un 60 % conoce siempre cuando está en forma deportiva, 26, 6%, frecuentemente y 13,3 % a veces.

XII. El éxito.

 

Un 80 % evidencia un estado psíquico favorable después del éxito y se manifiesta alegre y entusiasta, pero un 46,6 % se siente inquieto y el 53 %, seguro.

El 20 % muestra que su actitud ante el entrenamiento, después de un éxito, es alta; 60 % regular y 20 %, igual.

Un 26,6 % indicó que las éxitos y fracasos han tenido una influencia muy fuerte en sus actuales resultados deportivos; en el 46,6 % está influencia es fuerte y el 13,3 % la siente unas veces regular y otras débil. Como se puede comprobar en las respuestas dadas por los atletas, ellos poseen un conocimiento bastante claro de las deficiencias que presentan, no obstante, éstas se continúan manifestando.

Por ello, podemos analizar la capacidad de autovaloración como una capacidad con dos funciones dinámicamente entrelazadas: la del conocimiento de sí mismo y la del conocimiento que va a la transformación del sujeto y a una adecuación de su comportamiento en relación con sus moti­vos y con sus potencialidades, dadas ya por sus capacidades, ya por el aprovechamiento de sus experiencias.

Por ejemplo, ellos enjuician que sus rendimientos son mayores en entrenamientos y topes de control que en las competencias, que sus rendimientos resultan más altos en las competencias internacionales que en las nacionales, pero no han podido convertir este conocimiento en un motivo para erradicar sus limitaciones.

Ello se destaca aún más en las respuestas que tienen un carácter negativo; así, tenemos que evalúan sus rendimientos como inestables, 6,6 %, el 26  %, que registra, a veces, vivencias de desconfianza para ob­tener altos rendimientos; el 40%, que siente temor a fracasar; otro 40 %, que presen­ta rendimientos iguales después de un fracaso; 13%, que a veces logra cumplir los pronósticos; el 26,6 %, que conoce sólo frecuentemente cuándo está en forma deportiva, etc. Todo lo anterior demuestra que los atletas no logran erradicar sus de­ficiencias, aún conociéndolas.

CONCLUSIONES.

Se pudo comprobar que los atletas presentan una autovaloración bastante adecuada de cada uno de los tópicos tratados en el cuestionario.

Este conocimiento no juega, todavía, un papel activo en la regulación y control del comportamiento competitivo; los atletas tienen vivencias de los motivos que tienen incidencia en los resultados, pero la ten­dencia a transformar sus potencialidades de manera activa, aún no se encuentra desarrollada.

RECOMENDACIONES.

No basta con que el atleta tenga una imagen de sus deficiencias y capacidades, es necesario ayudarlo a que logre, por sí mismo, transformar algunos de los aspectos antes señalados, de manera tal que ob­tenga un mayor ajuste con las exigencias de la actividad, para lo cual es recomendable la creación de programas de actividades que estimulen el desarrollo de nuevas actitudes y acciones, el análisis, den­tro del colectivo, de las deficiencias del equipo y cada uno de sus miembros, y el reforzamiento positivo de aquellas pautas de conducta que van dirigidas a darles un ordenamiento más adecuado de las capacidades del atleta.

BIBLIOGRAFIA

Arosiev, D. Métodos de Autovaloración. Lijkaia Atletika, 16, 2, 1971, 02, p.20-21.

Borg, G. Psychological Aspects of Physical Activities. In Fitness Heath and Work Capacity by Leonard A. Lavsin. Mac. Millan Publishing Co. USA 1974, p. 141-166.

Fernández, A y F. García Ucha. La autovaloración de los atletas de alto rendimiento. Trabajo de Diploma. Facultad de Psicología, Universidad de La Habana, 1980.

González Rey, F. La educación de la autovaloración y su significado psicológico. Impresora Universitaria. Ciu­dad de La Habana, 1977.

Harry, D. Por qué practicamos deporte. Editorial JIMS. Barcelona 1976, p. 124-126.

Iarmitski, lu. Escala Psicofísica como base de la optimación de la programación de las cargas de entrenamiento. Tec. Pract. Cult. Fís. Moscú No. 6, 1974, p. 23-25.

Judadov, N. Comunicaciones Personales. Moscú 1978.

López, J. R. y F. García Ucha. Aspectos psicológicos de la ergometría cardía­ca. Boletín Científico Técnico. No. 4, 1977. INDER. Cuba p. 15-24.

Ozolin, N. C. Autocontrol del atleta en dirección al proceso de entrenamiento. Teo. Pract. Fís. Moscú 32, 1970, 9, p. 5-8.

Rubinstein, R. Principios de Psicología General. Ediciones R. La Habana, 1977. p. 622-665.

Savonko, E. Correlación entre la orien­tación de los niños a la autovaloración y la orientación de la valoración he­cha por otras personas. En Estudio de la motivación de la conducta de los ni­ños y los adolescentes. L. Bozhovich. Editorial Progreso 1978, p. 79-100.

Vladescu, F. V. Sintomatología Motiva­cional Pre y Post Competitiva. Mou­vement, Quebec. 1975, 4, p. 231-235.

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