Características psicológicas del Maratón
Características psicológicas del Maratón.
Dr. Francisco García Ucha.
Instituto de Medicina del Deporte. CUBA.
El maratón figura entre las actividades que requieren una movilización total de la energía corporal en términos de poder y resistencia en determinados y variados grados.
La característica fundamental de la actividad radica en que el atleta debe recorrer la distancia en el menor tiempo posible y en la cual realiza un esfuerzo muscular prolongado y relativamente generalizado, que demanda una gran capacidad para contrarrestar el proceso de la fatiga, monotonía y saciedad.
Tomando en consideración las características de deporte cíclico de acuerdo con la estructura de los movimientos que realiza el maratonistas nos planteamos que estos atletas desde el punto de vista psicológico deben presentar una gran capacidad de resistencia psíquica. Este concepto nos lleva directamente al problema de los requerimientos de los entrenamientos y su enfoque desde una óptica psicológica, en este sentido se entienden por requerimientos de los entrenamientos a las tensiones físicas y psíquicas relacionadas con la ejecución de las acciones motrices de potencia, frecuencia, duración e intensidad determinadas.
Estos requerimientos del maratón son el resultado de la acción de las exigencias objetivas de la actividad y que producen en la psíquis del deportistas determinadas manifestaciones, dadas en los cambios de su estado psíquico y de los procesos y capacidades psicológicas.
Pero la repercusión de las condiciones objetivas de la actividad sobre la psíquis del atleta comprenden algo más que las estimulaciones que provienen de la ejecución de los ejercicios y llegan a abarcar la influencia de las condiciones del medio ambiente de los entrenamientos y las complejas estimulaciones que pueden verificarse en las competencias. Estas influencias no tienen un carácter directo sobre el deportista sino que su repercusión depende de las propias características psicológicas de este y sobre todo de las vivencias que se originan dentro del proceso de la actividad. Así las actitudes del deportista en relación con el tipo de entrenamiento o competencia, de sus intereses, necesidades y tensiones derivadas de las barreras psicológicas que establece como consecuencia de la valoración de sus éxitos o fracasos, y los hechos vitales de su actividad, por ejemplo, las lesiones recibidas, etc.
La resistencia psíquica del atleta se comprende como la capacidad de cumplir exitosamente las grandes cargas de entrenamientos y competencias sin interrumpir el equilibrio psíquico y conservando la estabilidad de los resultados deportivos.
Esta capacidad depende de un conjunto de formaciones psicológicas que abarcan la personalidad del deportista, y se expresa desde la valoración de las condiciones de la actividad y las posibilidades de regulación de las tareas deportivas.
La resistencia psíquica se garantiza por el nivel de preparación del atleta, su formación deportiva, capacidad funcional de sus sistema psíco‑físico y las posibilidades de compensación del mismo.
En la formación y desarrollo de la resistencia psíquica está presente, como primer factor, la actividad del atleta en ls condiciones propias de realización, al enfrentar las exigencias que surgen en el proceso de entrenamiento y competencia, pero este fenómeno se acompaña además de la atención que se le brinde a las formaciones de la personalidad y su significado para la autorregulación.
Para nosotros son componentes de la resistencia psíquica del maratonista:
1. La motivación del deportista en los entrenamientos y competencias.
Una condición fundamental para la práctica del maratón resulta el grado de motivación de los atletas en la realización de los entrenamientos, la cual debe ser lo suficientemente intensa como para estimular a vencer las dificultades; quizás los más difícil de la preparación consiste en mantener un grado óptimo de motivación, de forma que contribuya a cumplir las tareas con elevada disposición y con el empleo de todo el potencial físico y psíquico. Se trata sobre todo que un período de esfuerzo sea una experiencia agradable, para lo cual es importante considerar las condiciones del entrenamiento; variedad de los lugares donde se efectúa; plantear con claridad los objetivos que se persiguen con cada ejercicio; la buena organización; flexibilidad y variedad de las actividades; exhortaciones verbales de los entrenadores y otras personas en la realización de las tareas y todo un conjunto de acciones que se pueden ejecutar para estimular y enriquecer la motivación del deportista.
No menos importante resulta el trabajo de regulación de la motivación del deportista en las competencias.
La ley de Yerkes‑Dodsen acerca de la relación entre el grado óptimo de excitación y sus variaciones según la complejidad de la tarea, nos permite analizar que las carreras de maratón, las cuales exigen menor coordinación, menos precisión y más resistencia, requieren un grado de motivación elevado con vista a obtener los resultados máximos.
Este fenómeno en los maratonista vienen en la literatura desde los trabajos de Milillo, que constato que la elevación de la motivación facilita y beneficia los procesos energéticos del organismo tales como el aumento de la adrenalina, intensificación del funcionamiento cardiovascular con sus consecuencias positivas sobre el riego sanguíneo; aumento del proceso de glucógeno y estimulación del sistema suprarrenal.
Muchos corredores de maratón expresan que obtuvieron sus mejores resultados cuando sentían una tensión extrema antes de la competencia. Por todo ello, debemos colocar metas elevadas a los corredores y ejercer aquellos medios psicológicos que puedan incrementar su grado de aspiración en las competencias.
2. Las capacidades sensoriales del maratonista.
En la ejecución de las carreras de maratón los atletas deben de poseer buenas capacidades sensoriales, las cuales podemos dividirlas en perceptuales (especialmente el sentido del ritmo, percepción del esfuerzo, sensibilidad cenestésica, etc) y de la atención.
Estas capacidades se constituyen en mecanismos reguladores y controladores de la actividad.
Los maratonistas deben aprender a regular su paso, de tal modo que puedan correr diferentes tramos de la carrera de acuerdo con un plan establecido. Para ser un buen maratonista se debe desarrollar la habilidad de distribuir equitativamente la energía sobre la distancia a cubrir, para lo cual es importante la percepción del esfuerzo, que debe considerarse como una señal capacitadora del atleta en regular la intensidad del trabajo en un plazo compatible con las metas específicas o los requerimientos de la actividad, lo cual constituye una respuesta subjetiva involucrada al sistema de homeostasis interno del organismo.
También, tiene extraordinario valor la apreciación del ritmo de la carrera que es captado por la uniformidad de los movimientos que constituyen los diversos ciclos de las acciones realizadas en un tiempo determinado. Esta percepción constituye la base del llamado sentido del tiempo, que permite apreciar la duración de la actividad.
Estas percepciones complejas y especializadas resumen las señales de muchas modalidades sensoriales y permiten la correcta distribución de la energía en la carrera. Se establecen y desarrollan en el propio proceso de entrenamiento y se perfeccionan mediante diversas actividades, entre ellas, la propia evaluación de sus funciones y la rectificación del entorno de los errores.
En cuanto al factor de la atención se señala que resulta significativa la cualidad de distribucíon de la atención, ya que el atleta debe considerar tanto sus propias acciones como las de sus contrarios y las variaciones de las condiciones del medio ambiente.
En los maratonistas experimentados la atención esta regida por la voluntad, mientras que en los novatos es involuntaria.
El corredor novato inicia la carrera a un ritmo uniforme, correcto, pero cuando lo adelanta su contrincante, sin darse cuenta acelera la marcha para que no quedarse rezagado. Su atención es involuntaria, el estímulo externo lo aparta de la tarea principal que consiste en el ritmo correcto de la carrera; en el caso del corredor experimentado presta atención y advierte que el rival se despega de él, pero a la vez comprende que es aun pronto para forzar el ritmo, que solo debe hacerlo en el tramo conveniente y deja que el contrario se adelante. Su atención es voluntaria y tiene un carácter activo y consciente manteniendo la regulación de la actividad.
3. Capacidades intelectuales.
Las capacidades intelectuales condicionan la toma de decisiones en la carrera desde el punto de vista de la estrategia, aquí juega un papel sobresaliente el pensamiento táctico.
Mahlo considera las acciones tácticas como soluciones prácticas, persiguiendo el mejor resultado posible de la actividad global, colectiva en la mayor parte, aplicada a las situaciones problemas vista en la ejecución de las acciones y reacciones de los adversarios y compañeros.
Solo cuando los hábitos deportivos están desarrollados puede el atleta concentrar su acción en las tareas tácticas, tanto es así, que el grado de preparación técnica de un atleta determina sus posibilidades tácticas.
Uno de los aspectos del pensamiento táctico es el carácter crítico de la mente, saber evaluar las situaciones que surgen y adoptar las soluciones más acorde con los objetivos a alcanzar. Estos deben constituirse en una preparación en la cual el atleta comience por conocer cuáles son sus aspectos débiles o negativos, así como sus puntos fuertes.
Es preciso tener una información más detallada sobre el contrario, conocer sus puntos débiles y fuertes; su método de carrera; cuándo empieza su final, si es fuerte o flojo, corto o largo; si corre mejor al frente o atrás; si es mejor retarlo (pasarlo) en la primera parte o en la segunda de la carrera.
En el entrenamiento se puede lograr un modelo de la competencia, estudiar la táctica por equipo, es decir, varios corredores pueden lograr la victoria tanto individual como por equipo, y también las diferentes variantes de contraacción cuando un atleta tiene que luchar contra las condiciones colectivas de sus contrarios.
Es necesario tomar en consideración los aspectos climatológicos del momento de la competencia con sus condiciones concretas para adaptar el plan táctico a ellas.
Respecto a las capacidades intelectuales deseo añadir que resulta evidente que las carreras de maratón tienen altas exigencias a la mente del deportista, los entrenamientos que se realizan en condiciones de alta monotonía y sin poder establecer comunicacion verbal, cuando no totalmente aislado requieren del maratonista un mundo interno muy rico donde la imaginación logre compensar la irritación que causa la actividad y sus condiciones.
4. Capacidades volitivas.
Sobre el rol de los rasgos volitivos del carácter en la actividad deportiva se plantea el hecho que las bases de los grandes atletas se apoya en el trabajo perseverante y los esfuerzos más intensos. La voluntad está presente en las acciones y en los procesos cognoscitivos y afectivos junto con los cuales forma un todo unitario; ella se manifiesta en la atención, en el pensamiento, en el dominio de los estados emocionales, por el grado de desarrollo de la voluntad, y del nivel de sus cualidades depende la capacidad del individuo en eliminar las dificultades que se le presentan para alcanzar una meta determinada.
Las cualidades de la voluntad demuestran su importancia y eficiencia en las competencias difíciles desarrolladas ante unos adversarios fuertes, en condiciones distintas de las habituales, las cuales provocan reflexiones y emociones que influyen de forma negativa en el comportamiento de los deportistas.
En dependencia de las dificultades objetivas que se encuentran en cada actividad, los deportistas deben presentar determinadas cualidades volitivas; en este caso, en el maratón, estas cualidades son:
perseverancia
autodominio
tenacidad
independencia
orientación hacia el fin perseguido
Además, de vencer las dificultades objetivas específicas, el esfuerzo de voluntad debe hacerlo también con las dificultades que provienen de las condiciones exteriores desfavorables del terreno, estado del tiempo, dolores físicos musculares provocados por la actividad, etc.
Resulta necesario prestar una atención especial a las dificulatdes subjetivas, en la mayoría de los casos de naturaleza afectiva, y que aparecen como barreras psicológicas consecuencia de situaciones traumáticas, frustraciones o fracasos, que inhiben los esfuerzos del atleta por alcanzar sus metas y merecen un tratamiento específico para su erradicación.
Forman parte de estas dificultades internas el estado psicológico negativo, miedo ante la competencia, sentimientos de insuficiencia física, nivel técnico deficiente, pobres conocimientos
tácticos, etc.
La educación de la capacidad para realizar esfuerzos de voluntad constituye uno de los principales objetivos que deben presentar las actividades con los atletas; para ello resulta conveniente la dosificación escalonada de las dificultades, la introducción en el entrenamiento, de modo sistemático, del grado de dificultad de las cargas, y con un contenido psicológico de encontrar y erradicar dichas dificultades.
Asimismo, establecer las exigencias precisas con relación al modo de resolver las tareas por parte del atleta en el entrenamiento y la competencia. Elección de actividades y las vías de sus soluciones teniendo en cuanta las particularidades del atleta y llevándolo a la elaboración juiciosa de la experiencia acumulada.
5. Temperamento.
Un papel importante desempeña el propio tipo de temperamento del atleta, que hasta cierto punto condiciona las características de sus actividades en el entrenamiento y en las competencias, tales como rendimiento psicomotor, ritmo de trabajo, calidad, resistencia al cansancio, etc.
De acuerdo con nuestro análisis, tal parece que los atletas en los cuales predominan las características de temperamento fuerte y equilibrado son capaces de soportar un entrenamiento intensivo, largo, de carácter muy variado. Los atletas de temperamento predominantemente fuerte, pero inestables, así como los de temperamento de tipo débil, rara vez alcanzan altos resultados.
Los atletas fuertes y estables, pero con un cambio lento de la movilidad de los procesos y que prefieren el maratón, deben tener un plan de entrenamiento que eleve gradualmente las cargas; además, se debe trabajar muy de cerca en los métodos utilizados en recuperación y descanso. Los diferentes aspectos tratado aquí no actúan aisladamente, son algunos de los componentes de la resistencia psíquica, y su integración dinámica permite la obtención de un elevado rendimiento deportivo.
Bibliografía
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