Blogia
La Bitácora del Dr. Ucha

El día que conocí a Maradona.

El día que conocí a Maradona.

De mis: "Memorias de un Psicólogo del Deporte"

Ya había recorrido con anterioridad las calles del Boca, había visto las casitas de chapitas que aun quedaban en el barrio como signo consagratorio de una época anterior. Vi parte de un pesquero, fui a recorrer "Caminito", como un homenaje a Gardel.

Desayunamos en un café, próximo a una de las entradas de la "Bombonera del Boca", y ese día a primera hora, de una mañana de fresco bonaerense, me encontraba en la parte superior del estadio después de impartí una conferencia sobre las exigencias del fútbol, a un grupo de entrenadores de equipos juveniles y algunos jugadores del equipo sub 17 al terminar y acompañado del fraterno amigo, Prof. Luis Erdociain bajamos las escaleras y en una de las puertas se sentía el clamor de los fans esperando al ídolo, el aire se torno diferente, llego en un jeep se abrieron las puertas y entraron escurridizos unos cuantos admiradores que corrieron tras el jeep. Luis, me dijo: ven para presentártelo. Diego va a ir a Cuba y es bueno que lo conozca, siente un especial amor por tu país.

En medio de aproximadamente 15 personas entre admiradores, personal del estadio y familiares, nos dimos la mano, un saludo fraterno que me impresiono por su sencillez, su modestia, su afán de afiliación típico de los grandes, quienes demuestran su grandeza en el terreno y van derrochando seguridad y desenfado, son los que se muestran reales, no necesitan barniz ni maquillaje, es el líder, el ídolo y  todos juntos, penetramos por una puerta estrecha hasta el camerino. Lo que otros no hubiéramos sido capaces de percibir, lo logro él. Una pregunta revelo sus capacidades perceptuales por encima de cualquier media cuando dijo: Dónde esta el otro guardia de la puerta, que ahora este es otro y delgado. Era ver la hoja en el bosque. La recepción exacta de lo que le rodeaba.

Salí del camerino a esperar que llegará al terreno de calentamiento, más de diez fanáticos esperaban para verlo calentar, y uno grito sobre la grada: ¡Diego, no puedes morirte!

Pensé en el precio de la fama, en la inmensa responsabilidad sobre los hombros de un mortal sin derecho a abandonar la vida.

El jubilo, la alegría, la posibilidad de estar allí junto al astro del futbol. El hacedor de tantas hazañas. Un hombre conocido desde los desiertos de Afganistán y mucho más allá de las tierras que conquisto Alejandro Magno. Un hombre para la historia del futbol.

En el plano de la psicología del deporte; me ratificó algo que había observado tanto por mi parte como por otros psicólogos. Las capacidades perceptuales supra normales de los grandes deportistas. Esta capacidad permite tener varias "pantallas" a la vez de lo que ocurre alrededor de las condiciones de juego. Por otra parte el peso del compromiso con la tarea, la auto imposición, las exigencias de convertir la vida en un acto publico que lleva a algunos deportistas al temor al éxito.

Pasaron sólo dos días e invitado por Jorge Brisco, Mr. Mundo, al restaurante Rodízio en Puerto Madero, el maître nos relataba la noche anterior como Maradona bailaba con una copa en la frente sin que se botara una gota del líquido que contenía. Expresión de un equilibrio, coordinación y esquema corporal sobre saliente.

Estar cerca de un deportista de alto grado de performance y ponderar su comportamiento basta para tener una idea bastante exacta de sus potencialidades.

Muchas veces estando con nuestros velocistas le levantaba el brazo derecho de pronto y veía como caía pesadamente dado que estaba relajado. El velocista no puede estar contraído. La carrera requiere que solo los músculos en acción estén tensos.

Al salir de un elevador con las jugadoras de voleibol le preguntaba cuantas personas habían descendido del mismo. La cifra era exacta en las nobeles. Eso es volumen de la atención, y es percepción periférica.

No volví a ver a Maradona personalmente cosa que lamento. Cierto que estuvo en Cuba y mis actividades estaban centradas en otras tareas. Y tengo que agradecerle a la vida y a mi amigo Luis Erdoceain haberme proporcionado este regalo del que, realmente guardo un gratísimo recuerdo, como un trofeo, el haber podido estrechado la mano de Maradona, de un hombre excepcional.

Saludos

Dr. García Ucha

0 comentarios