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La Bitácora del Dr. Ucha

Metodología de la Planificación y Control del Entrenamiento en la Altura.

Metodología de la Planificación y Control del Entrenamiento en la Altura.

Ms. C. Nelson  Betancourt Albelaez

Profesor Depto. Teoría y Metodología

Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte ¨Manuel Fajardo¨

En las condiciones del deporte moderno, los factores del medio ejercen una gran influencia en el organismo humano. La celebración de las principales competiciones en países y climas totalmente distintos hace surgir en el sistema de preparación deportiva problemas debido a los cambios geográficos, horarios, altitud y temperaturas.

La lucha por la supremacía en el deporte competitivo internacional, ha incentivado con ímpetu la búsqueda de recursos científicos, tecnológicos y metodológicos. Uno de estos lo constituye el entrenamiento en alturas medias (1800 –2800 m), lo cual posibilita que al ejercitarse el organismo en ellas, dada las condiciones hipóxicas del medio, este responda al adaptarse con un incremento de la hemoglobina y un mejoramiento de la capilarización en las miofibrillas musculares, aumentándose a la vez las mitocondrias y las reservas de los sustratos energéticos en la propia miofibrilla.

Todo esto posibilita un mejoramiento sensible en la captación de oxígeno al retornar al llano y una elevación del potencial de la fuerza y la resistencia, capacidades imprescindibles en la mayoría de los deportes de rendimiento físico específico.

La experiencia y los resultados de varias investigaciones expresan que entrenar a una altitud superior a los 2800 m no es efectivo, e incluso perjudicial para la salud del atleta, por cuanto si con cierta sistematicidad faltara la oxigenación significativamente a los centros nerviosos superiores, sus funciones se degradarían.

El aumento del máximo consumo de oxígeno se debe a diversas transformaciones de adaptación del sistema aerobio del suministro de energía; intensificación de la ventilación pulmonar, aumento de la capacidad de difusión de los pulmones, aumento de la capacidad oxigenación de la sangre, del volumen total de circulación sanguínea, del contenido de mioglobina en la musculatura esquelética, intensificación de la capilarización muscular y el miocardio, incremento de la masa de mitocondrias y de la actividad de las enzimas aeróbicas, etc.(Kots Y.M., 1986). Todas estas transformaciones favorecen la oxigenación de los tejidos y aumentan la capacidad cuando se ejecuta un trabajo que requiere un alto nivel de producción aeróbica. Además de aumentar la resistencia en el trabajo de carácter aeróbico, la preparación en la altura permite incrementar las posibilidades anaeróbicas de los deportistas y el nivel de la fuerza velocidad.(Verjoshanski, 1987).

El entrenamiento en la altura media desde la época de la Olimpiada de México en 1968 ha entrado en la práctica de la preparación del deportista a las cargas de entrenamiento y competición.

Suslov, 1976; Volkov, 1969; Platonov, 1991; Manno, 1991; Hahn, 1993; Popov, 1994; Sagarra, 1995; Valdés, 1995; Ranzola, 1995-97; Lindner, 1997; abogan por comprobar parcialmente la efectividad del entrenamiento en la altura, y que este debe realizarse sistemáticamente. Por otra parte, algunos científicos presentan mayores reservas (Shepard, 1992; Smith y Sharkey, 1984).

Algunos como Levine y Stray Gundersem, 1992, consideran que para optimizar las condiciones de la altura es preciso entrenar en esta, retornar al nivel del mar y entrenar para competir en ese nivel.

En varias investigaciones especiales Valtserovski 1985 y Platonov V.M. 1986, demostraron que un grupo de deportistas de alto nivel que realizaron un intenso entrenamiento en la altura durante 20 días, seguido de un período igual de duración con cargas extremas a nivel del mar, fue un potente medio para incrementar las posibilidades de adaptación del deportista al trabajo que requiere resistencia. Por esta razón hoy en día el entrenamiento en las alturas medias (1800 – 2800 m) constituye un recurso irremisible en el deporte de alto rendimiento.

Por otra parte Kraster, Iliev, Strancharov y Stalkov, 1994 plantean como experiencia positiva que se debe entrenar en la altura a 2000 m durante 3 a 4 semanas, así como su adaptación biológica la obtuvieron entre el 7mo al 9no día de estancia.

En este sentido ya aparecen criterios diferentes.

Lindner, 1995, plantea que es preciso entrenar en la altura 3 veces en el año con una separación de 40 – 50 días entre ellas, buscando aplicar los rendimientos en competencias fundamentales.

El entrenamiento en la altura deberá realizarse por 2 objetivos diferentes; uno incide, si se compite en la altura como mínimo deberá adaptarse a esta durante 10 – 15 días y el otro radica en utilizar las bondades efectivas del entrenamiento en la altura para competir en el llano con un incremento de capacidades.

Popov, 1994, manifiesta  que no sólo es efectivo el entrenamiento en la altura para el incremento de las capacidades del atleta, sino el  regreso al llano debe garantizar el aumento de las exigencias de las cargas de entrenamiento, así como el perfeccionamiento máximo de las habilidades especiales del deporte. Agrega que después del día 18 en el llano se obtienen mejores resultados del descenso del efecto altura. El mismo recomienda hacer estancia 1 ó 2 veces al año.

Ranzola, 1997 y Castillo, comprobaron en un grupo de Ciclistas de Pista que por primera vez hacían entrenamiento en la altura, pero que subieron con un buen nivel de preparación general, que el período crítico adaptativo en la estancia resultó del 1ro al 4to día, del 5to al 10mo, el período adaptativo definitivo, lo que posibilitó desarrollar las capacidades con cargas significativas del día 11 al 18, para readaptar a los atletas del 19 al21.

Navarro, F. 1994. Expresa que el entrenamiento en la altura tiene un carácter individual, lo cual es corroborado por varios autores, entre ellos los cubanos. El grado de respuesta del deportista al entrenamiento dependerá de:

Experiencia anterior

Nivel de entrenamiento alcanzado anteriormente

Estado de salud

Años en el deporte

Características individuales

Tiempo de permanencia en la altura.

En especial se requiere de una buena base aeróbica del deportista.

Metodología para la programación de los contenidos y planificación de las cargas.

De acuerdo con la información de la literatura más reciente y las investigaciones más actualizadas, sugerimos para los diferentes deportes en resumen, los aspectos más significativos y las orientaciones metodológicas siguientes:

La estancia en la altura será de 21 días descontando el día de llegada y el de retorno.

En los 4 primeros días se produce un estadio crítico o fase negativa. Se recomienda realizar una sola sesión de entrenamiento en la tarde con la orientación alactácida corta y aeróbico ligero, no más del 70 – 80 % de la intensidad, es decir, entre el 60 –70 % de las frecuencias cardíacas máximas. Se pueden aplicar estímulos de velocidad el primer y tercer día y el 2do de fuerza.

Entre el 5to y 10mo día se produce un período adaptativo. Se pueden aplicar 2 sesiones diarias preferiblemente con cargas alactácidas máximas y aerobias anaerobias cortas. Se podrá trabajar la velocidad pura y la fuerza explosiva, alternándose con el trabajo aerobio. Se aplicarán intensidades entre el 70 – 80 % de la intensidad máxima.

Del 11 al 18 será la fase de desarrollo máximo. Las cargas serían semejantes a las realizadas en el llano dirigiéndose al trabajo alactácido largo, anaeróbico máximo, aerobio-anaerobio medio y aerobio medio. Se insistirá sobre la velocidad, resistencia a la velocidad y a la fuerza explosiva. Se podrá realizar 2 – 3 sesiones diarias. Se trabajará con intensidades del 80 – 90 % y más.

Del 19 al 21 se produce la fase de supercompensación mínima. Se hará un trabajo alactácido normal y aeróbico corto, debiéndose alternar con trabajos en zonas de compensación. Se harán 1 – 2 sesiones diarias realizándose los test de control el día 21, optimizando al máximo los recursos del tiempo de estadía en la altura. Se trabajará con intensidades del 60 – 70 % de las frecuencias cardíacas máximas.

Al regreso de la altura se produce la reaclimatación los 3 primeros días. El trabajo será alactácido y aerobio, preferentemente con intensidades no superiores al 80 %. Se hará una sesión diaria.

Entre los 15 – 18 días siguientes se aplica la fase II de desarrollo máximo. Se aplicarán cargas aerobias anaerobias máximas, alactácido máximo, resistencia a la fuerza y a la velocidad máxima. Se trabajará con intensidades superiores al 100 % con 2 ó 3 sesiones diarias, cuidando el ordenamiento de las sesiones y el objetivo de cada una de ellas.

Es preciso para la aplicación y combinación de los contenidos por  días observar la tabla de los descansos de Platonov y Bulatova.

Orientaciones Generales.

Medir la semana antes de la partida a la altura los niveles de preparación del deportista con los test característicos del deporte, teniendo en cuenta que para entrenar en la altura se requiere de un buen nivel de preparación física y una alta capacidad aerobia.

La aplicación de los test será dirigida a la preparación física, técnico-táctica y de rendimiento específico. Estos coincidirán con los que se realizarán en la altura.

De la misma forma se realizarán test funcionales y médico biológicos como: potencia aerobia y anaerobia, VO2max, sangre, heces fecales, orina, etc.

Se medirá el nivel de preparación psicológica para el mesociclo que culmina, así como una caracterización personalizada por atleta de conducta general y especial.

Se realizará el chequeo médico de rigor.

Dados los resultados de los tests se confeccionará el programa de contenidos para el o los atletas, así como el plan de cargas por día de estancia.

Se hará un análisis previo de este en el colectivo de cátedra con la participación de la comisión técnica, el metodólogo, médico y psicólogos.

Se hará necesario controlar a diario algunos parámetros esenciales que posibilitan la información de la adaptación del deportista al medio y al sistema de cargas planificado.

Se controlará el pulso basal y parado para determinar el diferencial ortostático y por este ajustar las cargas del día. El peso corporal será objeto de control antes y después de las cargas para verificar la pérdida o no del peso por la influencia del volumen de entrenamiento y el medio.

Se controlará la recuperación post carga para verificar la adaptación inmediata del deportista al contenido ejecutado. El estado de ánimo y el sueño son dos parámetros importantes que son alterados por  la altura, el control de ellos es básico para aplicar las cargas según la variabilidad de estos.

Frente a las cargas de volumen considerable es preciso controlar el nivel de la urea, así como en las de altas intensidades el lactato, esto posibilitará aplicar el trabajo de recuperación y aseverar o variar los contenidos y cargas.

Es preciso controlar otros parámetros, pero no podrán faltar los antes mencionados.

En conclusión el entrenamiento en la altura constituye en la arena internacional un recurso irremisible que acorta y sustituye las grandes cargas de trabajo físico por tiempo prolongado en aras del rendimiento deportivo en corto tiempo.

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