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La Bitácora del Dr. Ucha

La Odisea, continuada del Entrenamiento Mental

La Odisea, continuada del Entrenamiento Mental

Dr. Francisco Enrique García Ucha

Hace 50 años, allende el siglo XX, comenzaron los especialistas en comportamiento a aplicar el entrenamiento mental en deportista.

No existía una aproximación exacta de los efectos que técnicas traídas de los hospitales psiquiátricos, donde se les aplicaban a personas con trastornos psicopatológicos, pudieran tener un beneficio seguro sobre el deportista, al no ser el optimismo de quienes vieron con frecuencia a sus pacientes mejorar.

Una prueba esperanzadora, se realizó en Europa. Consistía en aplicar la hipnosis a levantadores de pesas con el propósito de incrementar la fuerza muscular.

Por medio instrucciones post hipnóticas lograr un estado alterado de conciencia, según explican algunos o para otros, como una orientación de la atención a un propósito único. Sin embargo, tuvo consecuencias desfavorables. El levantador no pudo regular la postura adecuada, después de sostener en alto las pesas. La palanqueta se deslizo tras su espalda y los músculos del hombro izquierdo se desgarraron debido a que sus manos no soltaron el peso. Aun cuando las acciones motrices se hacen automáticamente sin participación directa del pensamiento sobre ellas, es necesario estar consciente para regular la ejecución de los movimientos en las condiciones de realización de la actividad.

Esto dejo la preocupación de la necesidad de acomodar el entrenamiento mental a las demandas de la actividad deportiva, sin afectar el control consciente de las acciones.

Además, se llegó a aplicar distintas variantes de técnicas de relajación, entre ellas la de Jacobson y el entrenamiento autógeno de Schultz, a levantadores de pesa, luchadores, judocas y lanzadores del atletismo. El estado de relajación alcanzado por el entrenamiento autógeno, era tal que los músculos no tenían la tensión necesaria para manipular los instrumentos y los contrarios con la destreza necesaria. Todo pesaba más. Entonces se comenzó con creatividad a adaptar la técnica de relajación al deporte; de Winter en Francia, Genov y Genova en Bulgaria y Frester en Alemania, desarrollaron variantes del entrenamiento de autógeno con ejercicios de activación de la musculatura, al terminar la sesión de relajación.

En los años 70 estaba claro que cualquier intervención con un deportista debía de considerar las características sui generis de las demandas del deporte. No obstante, la naturaleza de las reacciones emocionales los estados de ánimo y las distracciones de la atención, la toma de decisión y la dirección del pensamiento seguían siendo valorados con instrumento que provenían del arsenal de pruebas propia de las personas con trastornos psicopatológicos o de la psicología general.

En el año 1978, fui invitado a un intercambio de experiencia por el Comité Olímpico de la URSS. En el mismo, Romani, enseñaba, en el Instituto de Investigaciones del Deporte, en la calle Kasakova, de Moscú, el test 16 P. F. de, R. Cattell y que la combinación de los resultados de tres factores eran indicadores para la predicción de los rendimientos.

Conservo las notas del intercambio de experiencia con Rodionov, Nekrasov, Judado, Iarmiski, Romani  y otros destacados pedagogos dedicados a la psicología del deporte en la antigua URSS. También visite el Instituto de Cultura Física y Deporte de Moscú donde consulte a la Chernikova, y a quien fuera mi maestro en Cuba, Medviedev. Ellos trabajaban intensamente diferentes proyectos de entrenamiento mental, donde incluían el empleo de diferentes medios, entre ellos la acupuntura.

De cualquier modo era evidente que había mucho que avanzar para relacionar evaluación e intervención.

La actuación del psicólogo era intensamente evaluada por entrenadores, deportista y directivos.

Rodionov preparó psicológicamente a Vysotskiy para que volviera a engrentar a nuestro coloso Stevenson. Vysotskiy había vencido en dos oportunidades a Stevenson pero en el II campeonato mundial de boxeo de Belgrado, Vysotskiy perdió por sangrado de la nariz con un boxeador italiano. En charla con Rodionov, me aseguro que Vysotskiy sólo estaba preparado para ganarle a Stevenson y que otros aspectos de la competencia pudieron no haber sido considerados en toda su magnitud, importancia e intensidad. Siempre admire la sinceridad y el valor de Rodionov para analizar su trabajo.

Esto lleva a un nuevo problema en lo que respecta a la aplicación del entrenamiento mental. La estrategia general del entrenamiento mental del deportista para enfrentar a los contrarios y las condiciones de altamente complejas de la competencia.

De manera que, hasta ese punto teníamos tres aspectos que atender. Sin saber que eran muchos más.

Acondicionar el entrenamiento mental al deportista.

Garantizar que los métodos de diagnóstico reflejaran de manera veras las características psicológicas del deportista.

Combinar los recursos del entrenamiento mental a una estrategia que permitiera vencer a los contrarios y a las condiciones adveras de la competencia.

El primer lustro de los años 80 se produce un momento de especial ebullición para la psicología del deporte. Durante la Olimpiada de Los Ángeles, en 1984, hubo una participación numerosa de psicólogos de diferentes países como muestra del interés por la psicología del deporte y conllevo un avance significativo en el desarrollo de la psicología del deporte, motivando un esfuerzo importante de los psicólogo del deporte en la adopción de enfoques más apropiados y avances en el ámbito tecnológico tanto del entrenamiento mental como en el psicodiagnóstico del deportista.

Apesar de esto en el ámbito mundial existían diferencias en el desarrollo teórico de la psicología y si bien ciertos sectores se atrincheraron en el positivismo, también se pudo avanzar en el enfoque histórico cultural desarrollado por Vygotski con los trabajo de Bozhovich, comenzando a dejar atrás la teoría de la actividad de Leontiev.

En la República Democrática Alemania el grupo de Kunath, Schellenberger, Frester, Doil, Mathesius, Konzag, y otros dieron pasos muy importantes en el desarrollo de las bases científico técnicas de la psicología del deporte, mientras que Nitsch desde Colonia en la República Federal Alemana compartía las concepciones de los psicólogos de la RDA.

En 1987 durante mi segunda visita a Estado Unidos de Norteamérica con el equipo de voleibol femenino de Cuba, Martin. Gibson, me puso en contacto con la obra de Orlick. El trabajo desarrollado por Orlick dejo atrás el fraccionamiento y la ausencia de una estrategia de implementación del entrenamiento mental que había observado insuficiente en los psicólogos del deporte norteamericanos.

¿Por qué hacer este derrotero histórico?

Únicamente conociendo hasta donde sea posible la historia podremos conocer los obstáculos del presente y proyectarnos sobre el futuro.

Por todas partes, el entrenamiento mental.

¿En manos…..?

Continuara

García Ucha

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