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La Bitácora del Dr. Ucha

La complejidad de la táctica

La complejidad de la táctica

Un error común en las investigaciones y el trabajo teórico y práctico relacionado con la táctica de los deportistas consiste en considerar las capacidades cognitivas del participante como fundamentales, centrarse en su estudio y no ampliar la visión de los fenómenos motivo de estudio a una concepción integral de los proceso cognitivo con los afectivos.

Y, además, considerar las personalidad del deportista.

El Principio de la unidad de los procesos cognitivos y afectivos.

El desarrollo del conocimiento de los fenómenos psicológicos transita por distintos momentos en su aprehensión. Uno de ellos se corresponde con la etapa analítica,  en este se realiza una separación entre los proceso cognitivos y afectivos con el propósito de estudiar sus características, el rol que desempeñan y su estructura. Esta separación de los procesos para su estudio se justifica para dar lugar a su análisis pero no es lícita en el momento siguiente de la etapa del conocimiento en que pasamos a construir la representación de los fenómenos  en estudio en el plano de lo teórico, ya que es imposible representarnos un hecho psicológico puramente afectivo o cognitivo. Ambos procesos forman una unidad de carácter sistémico.

La veracidad de este planteamiento es reconocida incluso por quienes adoptaron el enfoque cognitivo. Lazarus, R. S. y Folkman, S. (1986) refieren que es un error afirmar que el pensamiento precede a la emoción o que las emociones preceden al pensamiento.

La investigación en psicología muestra que la unidad como sistema de lo cognitivo y  afectivo esta presente a lo largo del desarrollo del hombre incluyendo su infancia, aun cuando ambos procesos puedan mantener en este periodo de la vida del sujeto una relativa autonomía en su aspecto funcional.

Vigotski, L. (1987), afirma que las funciones psicológicas forman un sistema, en el cual cada una de dichas funciones posee características que le son inherentes al sistema y que van más allá de lo que puede aportar cada uno de sus componentes. En ocasiones, una de las funciones ocupa una posición rectora pero siempre considerando que sus operaciones llevan implícitas las propiedades sistémicas que adquirieron al integrarse una con otras.

En este sentido, González Rey, F. y Mitjans, A. (1989), indican que la idea, reflexión o valoración sobre algo, se construye sobre la base de las emociones, como manifestación de nuestros motivos. En otras ocasiones, las emociones aparecen como resultado de un proceso reflexivo y valorativo, que nos conduce a incluir un hecho en los marcos de un motivo de nuestra personalidad.

La relación de lo cognitivo y afectivo se expresa en su nivel más complejo por medio del pensamiento. El pensamiento actúa en este complicado proceso como un instrumento de la motivación, mientras sus contenidos son una expresión del motivo mismo, y sus operaciones evidencian la energía movilizadora del motivo, sin embargo, por conservar su autonomía funcional, esencialmente cognitiva, el pensamiento es, a su vez, una vía activa mediante la cual el sujeto incide sobre el motivo, aumentando o disminuyendo el potencial dinámico de este.

Al respecto González Serra, D. (1996), destaca lo cognitivo siempre tienen una coloración  afectiva, ya que todos los objetos del mundo poseen un sentido para el ser humano. Lo cognitivo  se relaciona de manera más o menos indirecta con los objetos o metas de las necesidades humanas.

Mediante este proceso  el conocimiento se caracteriza por ser personalizado.

Los procesos afectivos expresan las necesidades y, por ello mismo, contienen el reflejo cognitivo de su objeto o meta. Toda necesidad implica este reflejo cognoscitivo consolidado en la personalidad y en el refleja como la afectan los diferentes objetos y situaciones.

El principio de la unidad de lo cognitivo y afectivo supera tanto la unilateralidad de los cognitivistas que sólo enfatizan, este aspecto, como de aquellos otros que únicamente destacan los factores emocionales e inconscientes del psiquismo y su aplicación es imprescindible en la investigación psicológica.

Principio de la personalidad.

La esencia del principio se expresa en  colocar la categoría personalidad como una categoría integradora y central dentro del sistema de categorías psicológicas desde el punto de vista  teórico y metodológico.

Una aproximación al principio de la personalidad expresa  el propósito de adquirir una comprensión integrativa de las funciones reguladoras y creativas de la personalidad, vista como un todo, según lo expuesto por diferentes autores. Shorojova, E. (1980), D' Angelo Hernández, O. (1989).

El principio claramente explicitado propone que todos los procesos, propiedades y estados psíquicos se analizan como pertenecientes a un individuo concreto y ello supone que la personalidad se interprete no como un conjunto de procesos, propiedades y estados psíquicos  aislados, sino como elemento de determinada estructura.

De este modo, los elementos de la esfera motivacional, así como de otras funciones del individuo constituye una expresión fundamental de la personalidad como unidad sistémica.

Aunque el principio no debemos de verlo de forma esquemática, se hace necesario enfatizar que, por el hecho de realizar una investigación de la esfera de motivación, ya se esta aplicando el principio de la personalidad. Para ello es necesario que se tome en cuenta su dinámica en la regulación de la personalidad, de lo contrario, difícilmente podría expresarse el enfoque de la personalidad.

Otra limitación consiste en la creencia de que considerando sólo algún aspecto de la esfera motivacional, pensemos que aplicamos este principio en todo su alcance metodológico.

El principio de la personalidad significa, no cualquier estudio de la personalidad sino que por medio de ella y como en un todo, se conocen sus elementos y los nexos de estos elementos tanto entre si como también con la personalidad integra.

Este planteamiento resulta importante, toda vez que destaca el carácter totalizador e integrativo de la personalidad, lo que pone de manifiesto la interacción en sistema de las distintas propiedades de la personalidad, como síntesis de complejas estructuras.

Así,  cada propiedad de la personalidad es simultáneamente la expresión de la inclinación, del carácter,   necesidades, herencia y  actividad.

Por ejemplo,  Bozhovich, L. I. (1978), destaca como en determinados momentos del desarrollo ontogenético, surgen nuevas formaciones funcionales, especie de unidades indisolubles de la necesidad y la conciencia, del afecto y el intelecto, que caracterizan la evolución de la estructura de la esfera de motivación del individuo.

El estudio de aquellas unidades integrales como, por ejemplo; la orientación de la personalidad, al contener las relaciones entre diversas propiedades particulares, apunta a la comprensión más amplia de la personalidad y constituye una vía posible de aplicación del enfoque personalista.

Por muestra, González Rey, F. (1989), describe un aspecto de interés de las investigaciones de L. I. Bozhovich, cuando refiere la expresión del denominado afecto de inadecuación, en el que se explica la reacción emocional ante el fracaso a partir de un complejo subsistema de la personalidad, integrado por la orientación de la personalidad, autovaloración,  inseguridad y  nivel de aspiración.

A partir de estas consideraciones, González Rey, F. y Mitjáns Martínez, A.   (1989) se inclinan  hacia un enfoque en el estudio de la personalidad que esta orientado al descubrimiento de aquellas regularidades y contenidos psicológicos que, con un nivel elevado de integridad, constituyen subsistemas de explicación para un conjunto determinados de conductas.

De donde concluye que, orientarse por el principio de la personalidad implica tener en cuenta el carácter integral e interno, psicológico, de determinados subsistemas reguladores de las distintas expresiones del hombre.

La concepción de la personalidad en estos últimos autores citados, llama la atención sobre:

1. El carácter de la relación entre las formaciones psicológicas integradoras complejas de la personalidad.

2. Sus funciones reguladoras.

A juicio de D'Angelo, O. (1989), esta expresión del principio de la personalidad presenta una alternativa productiva para su aplicación en la practica investigativa y para la comprensión totalizadora de la personalidad, que se distingue, además, por el carácter abierto de la investigación, por la posibilidad de descubrimiento de las formas de funcionamiento e integración de los diferentes subsistemas de regulación. 

2 comentarios

Ing.juan carlos bravo -

se hacen buenas referencias en la parte personal del individuo,ya que le permite crecer intelectualmente

RAUL GH -

Dr. Ucha, me gustaría tener algunos datos, en particular libros (referencias bibliográficas) que me ayuden a constituir la base de un buen curso sobre personalidad. Por mucho tiempo he seguido un enfoque psicodinámico y me interesa saber qué es lo que se ha gestado en otros entornos académicos.